Galicia cierra su cuarto museo de arte contemporáneo
OPINIÓN
En el 2006 se constituyó la Fundación Torre-Pujales Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte, con sede en Corme (Ponteceso). En el 2012 se inauguró oficialmente el museo, con cuatro plantas y una terraza al aire libre, dedicada a esculturas. Inicialmente, la colección estaba formada por 570 obras de diferentes artistas, modalidades y formatos. Desde entonces se han concedido unas cien becas de residencia a artistas plásticos prestigiosos de Europa, Norteamérica, Hispanoamérica y Asia. Así, el número de obras ha crecido notablemente, pues cada becado debe dejar una obra para el museo. Además se van produciendo donaciones.
Galicia, en sus cuatro provincias, solo tiene tres museos de arte contemporáneo: el de Santiago, el Marco de Vigo y el de Bellas Artes de A Coruña, prioritariamente con arte moderno y poco de contemporáneo. Ello significa que el Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte (MACCMO) es el cuarto de Galicia.
El edificio responde a una arquitectura singular, adecuada exclusivamente a uso museístico, con una escalera colgante y una pirámide maclada de dieciocho caras, a modo de lucernario, que son en sí mismas piezas de arte. Desde antes de la inauguración se han venido realizando allí todo tipo de actividades culturales: ópera, teatro, humor, conferencias, recitales, música y canto en directo, y talleres de ikebana, entre otras, además de exposiciones temporales en verano y cambio rotativo de la muestra permanente.
Ante el requerimiento de desalojo, las autoridades culturales gallegas dicen que pueden hacer poco porque los alcaldes son soberanos en su territorio. Parece mentira que en pleno siglo XXI tengamos que oír y sufrir este sistema «tan democrático».
Después de dimes y diretes, el actual alcalde propone un convenio que es inaceptable desde todos los puntos de vista, sin respetar el firmado por la anterior corporación municipal. El pacto anterior tenía una duración de diez años y no finalizaría hasta el 2030. Y después de las críticas en prensa y radio nos envía, sin más, el requerimiento.
Cuando las instituciones hacen dejación de funciones suele actuar la sociedad civil, y en algunos casos bien les viene a los poderes públicos. Por ejemplo, y salvando las distancias, no importó aceptar la colección del Thyssen y pagar una millonada por la cesión. En nuestro caso el tema es más grave, dado que el edificio que es sede del museo fue inicialmente propiedad de la fundación, pagado con la generosidad de su presidenta, Cristina Torre Cervigón, que puso 600.000 euros, más la colección de obras valoradas en 1.756.740 euros.
Hacemos un llamamiento al pueblo gallego y apelamos a su dignidad para evitar que se cometa este descalabro. No solo por el hecho de tirar por tierra la labor de muchas personas durante más de 15 años, sino que es una ofensa a la presidenta, que generosamente puso su patrimonio en el proyecto de Corme. Terminó hipotecando su vivienda y aún sigue pagando el crédito cuando ya el edificio no pertenece a la fundación.
¿Qué quiere hacer el señor alcalde a cambio de perder el museo? ¿Un centro cultural? El MACCMO tiene unas características que lo hacen único y es fruto de muchos años de dedicación, conocimiento y esfuerzos de todo tipo. ¿Acaso hay otros intereses espurios que desconocen los vecinos? Lo que se pretende hacer es, además de indigno, un acto inmoral, pues la fundación hace una cesión de las obras de forma totalmente gratuita a cambio de la ubicación en un edificio que fue inicialmente de su propiedad y que se rehabilitó con características exclusivas para su destino museístico. ¡Obviemos por qué pasó a otras manos!
Con este museo, Corme podía ir a la cabeza de pueblos singulares del siglo XXI si sus políticos hicieran bien su trabajo. Nadie va a ver lo que no sabe que existe y del Museo de Arte Contemporáneo Costa da Morte no se ha hecho una difusión como debería, algo que no requiere grandes costes, sino saber hacerla.
Pediría a los gallegos de todas partes que defendamos lo que el destino nos donó, aunque sea en una pequeña población cerca del fin del mundo. Solo la cultura nos hace libres.