«Falta el uno» o fueron tres golfos

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Juanjo Martín | EFE

02 dic 2025 . Actualizado a las 12:26 h.

España se está volviendo irrespirable. El domingo, el PP celebró su séptima manifestación para pedir el final de un Gobierno que fue democráticamente elegido. Cierto es que han pasado muchas cosas, demasiadas. Pero las elecciones se ganan en las urnas, no en la calle. 40.000 asistentes al templo de Debod, según la delegación del Gobierno —o sea, el PSOE—, 80.000 según la organización —o sea, el PP—. Estamos divididos en todo. La política hace tiempo que es puro veneno, los intereses creados de Benavente. Nada nuevo bajo una atmósfera pestilente. Ábalos dice que tiene mucho por contar, pero está en la cárcel. Como Santos Cerdán. Los dos fueron la mano del presidente Sánchez. Eran mucho más que ministros. Al lado de ellos, las vicepresidentas Montero y Díaz son casi figuras folklóricas. El poder que emanaba de Pedro Sánchez lo manejaban Ábalos y Cerdán, con Koldo como surrealista apéndice. Es evidente que el político que llegó a la Moncloa con una moción de censura para acabar con la corrupción, moción que defendió Ábalos, no resulta creíble como paladín de la limpieza.

En este país, todo está partido en dos a propósito para movilizar fieles. La defensa del PSOE es frágil. Se trata de tres golfos que nada tenían que ver con ellos y con sus principios. El inquilino de la Moncloa está al margen. Los socialistas repiten como un mantra esa verdad por demostrar. Los socios de la coalición la replican, con la boca más pequeña. Enfrente se encuentra la otra verdad por demostrar. La que proclamó Feijoo a un cielo de Madrid muy azul: «Falta el uno». Quedaría Sánchez por caer, ¿por entrar en prisión? Me parece que aún estamos lejos de ese final abrupto. Habrá elecciones cuando quiera el presidente y, cuidado, que igual el PSOE no tiene un resultado tan malo y el único que se beneficia de esta guerra de trincheras es Vox. Feijoo, con una séptima manifestación en las calles, demuestra que no le dan los números, que es el eslabón débil. Encima aparece Isabel Ayuso, como la Evita Perón madrileña que es, y suelta la frase resucitando terroristas y lo que haga falta: «ETA está preparando su asalto al País Vasco y a Navarra mientras sostiene a Sánchez». Se lleva los titulares para los fanáticos por goleada, aupada por el fontanero de lujo que es Miguel Ángel Rodríguez. A Feijoo le mueven demasiado los marcos. Tendrá que demostrarse en los tribunales que Sánchez sabía y consentía. De momento, esa línea roja no se ha cruzado. Pero vayamos a los ciudadanos. Estamos hartos. Si la política está envenenada y se nota en España, mucho peor es la situación a pie de calle. Nos dicen que los resultados económicos son fabulosos, que nuestra economía está tirando de la europea, pero ¿quiénes lo notan? No son solo los enfrentamientos políticos, es la inoperancia resultante de tanta confrontación que provoca que los jóvenes no puedan soñar ni con comprar un piso. Viven en viviendas compartidas, los que pueden. Viven de sus padres, los que pueden. Viven de las pensiones de sus abuelos, los que pueden. Por esto sí que España es irrespirable.