La difícil tarea de ser mujer, extranjera y trabajadora

OURENSE

19 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La Cruz Roja ourensana ofreció ayer a un grupo de profesionales vinculados a la integración laboral de las inmigrantes las conclusiones de un estudio, realizado a lo largo de todo este año en varias ciudades, sobre la situación de un grupo de mujeres pertenecientes a este colectivo.

Los investigadores de la oenegé se plantearon un estudio distinto, en el que primaran las vivencias personales frente a los datos estadísticos. Por eso, en este estudio, las cifras brillan por su ausencia, pero los testimonios, algunos especialmente contundentes, dan una idea de lo difícil que es para muchas mujeres extranjeras salir adelante.

En Ourense, el taller de sensibilización de mujeres inmigrantes para combatir la discriminación tuvo lugar en abril, y en él participaron veintidós personas, en su mayoría mujeres.

Se trató, fundamentalmente, de escuchar sus vivencias personales y cómo ellas ven y viven su proceso de inserción social y laboral. Y, sobre todo, cómo sus condiciones de trabajo repercuten en sus vidas.

Bajar el listón

El primer problema para muchas es el de tener que rebajar notablemente el listón de sus expectativas porque, para un buen número de ellas, con formación y preparación en sus países de origen, la única alternativa es el trabajo doméstico.

Y en este ámbito, la falta de una normativa que regule las condiciones de cualquier trabajador, sea o no extranjero, da lugar a todo tipo de situaciones.

La más común, jornadas interminables que dificultan el cuidado de la familia. Muchas aseguran tener problemas familiares por este motivo, con hijos pequeños o adolescentes a los que apenas pueden dedicar el tiempo necesario.

Y casos aún más sangrantes, como los de las internas que libran unas horas algún domingo y trabajan todo el mes por salarios que van de los 350 a los 500 euros, con la seguridad social a cargo de las propias trabajadoras.