Hay un dicho por ahí que supuestamente lo que sucede en Las Vegas queda en Las Vegas, y también queda entre ellos como atracan desde el sector hotelero. Antecedentes: dos amigas de estas tierras galaicas se fueron de viaje por tierras de Míster Trump y en uno de sus itinerarios pernoctan dos noches en un hotel de Las Vegas. Previamente habían hecho la reserva en un portal de Internet, saliendo una oferta de alrededor de 190 euros por la estancia en una habitación doble. Llegan al establecimiento y les toca la moda del check in, en cristiano, pagar por adelantado antes de subir a los aposentos. Sorpresa, sorpresa, no le cascan a la tarjeta de crédito 190 euros, sino 310 euros, así, con un par. A mayores tienen que abonar las dos por cabeza 60 euros en concepto de resort fee, básicamente una manera oculta de incrementar el precio de las habitaciones. Todos los hoteles de Las Vegas cobran esa tasa turística, que incluye teléfono, gimnasio, periódico, piscina, Internet o wifi. Vamos, no usa usted ese servicio pero usted lo paga. Como una de las amigas tiene un carácter peor que la de Mercedes Milá, intentó montar el pollo, pero dos seguratas tipo Terminator la convencieron mejor que no. Realmente no pueden hacer ustedes nada, solo pagar y callar. Avisados quedan ustedes, pregunten antes de partir a su organizador de viajes.