Si hay crisis es que hay algo

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

15 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es casi objeto de chanza la permanente crisis en la que vive inmerso el socialismo ourensano. Llevan tanto tiempo, de hecho, que es difícil recordar los capítulos anteriores a los que ahora se escriben. Divididos en bandos (a veces algunos ya no saben ni en qué bando están o tienen que cambiarse rápidamente de uno a otro, para no perder comba) y casi siempre a la gresca, la sensación que queda en ocasiones, de puertas para fuera al menos, es que están tan ocupados en solucionar sus problemas que mal van a tener tiempo, capacidad o ganas de ponerse a resolver los de los ourensanos.

Es un pequeño y localista juego de tronos (¿o es de tronas? ¿o de poltronas?) en el que, de todos modos, se ven algunos brotes verdes aunque haya raíces que estén entorpeciendo el crecimiento y resulten prácticamente imposibles de arrancar, tan profundas y agarradas a la tierra como están.

La última crisis la contaba La Voz esta semana. Ferraz se ha manifestado sobre el relevo, hace un año, del portavoz del PSOE en la Diputación, Ignacio Gómez. En aquel momento, la dirección provincial estaba a muchos kilómetros de distancia del también alcalde de Ribadavia y decidieron relevarlo, que no es lo mismo que dar el relevo, como se ha venido comprobando en los sucesivos plenos de la institución. Hubo gente de la ejecutiva a la que le pareció feo que le cortaran así la cabeza y protestó. Y como nadie les contestó -es una técnica habitual la de silbar hasta que pasen los problemas- se fueron caminito de Madrid y de Pedro Sánchez. Y ahora la Comisión Federal de Ética y Garantías ha ordenado rebobinar. Una más. ¿Una menos?

Pensando en cómo están inmersos los socialistas ourensanos en una eterna crisis -como esos novios de los que siempre piensas que tienen que dejarse de una vez porque lo suyo no tiene presente ni futuro, por más que se empeñen- puse al PSOE en comparación con otra formaciones políticas de la provincia. Y fue ahí cuando descubrí la virtud: discuten, se pelean, se traicionan, se alían, se comprometen, se desdicen... ¡Están vivos! Con heridas, algunas en la espalda, pero vivos. En otros partidos la crisis no existe. Todos piensan igual -probablemente porque muchos no piensan-, todos (venga, va, casi todos) siguen el mismo camino, no se interrogan ni interrogan a los demás, no se ponen en duda, no alteran el orden, no discrepan, no tienen opiniones diferentes, no se cabrean... No les apetece una crisis por si las cosas cambian y les deja de ir bien.