Que a estas alturas de la película el discurso del grupo socialista en el Concello de Ourense siga esgrimiendo el cambiazo en el plan de urbanismo del 2003, ese que amparó obras, inversiones, chapuzas y más de un negociete, bien puede verse como una señal. Aceptemos que allanó pelotazos, venga, pero seguir con la matraca de los especuladores agota. Y denota una inquietante falta de imaginación entre quienes llevan la batuta en un grupo municipal, el socialista, que ya pasó dos mandatos en puestos de gobierno ?de 2007 a 2011? peleando contra la sombra del anterior alcalde popular, reafirmado como su demonio preferido. Es como si tuvieran miedo de que resucitara para la actividad política y, a saber por qué, teman perderse otra buena temporada. Solo así se entiende el empecinamiento a la hora de mirar atrás, aunque, de paso, también digan que el actual alcalde no tiene capacidad de gestión. Ahí es donde demuestran una vez más que están a la última, que las pillan al vuelo y el taller de creatividad política lo tienen actualizado y con gurús de primera división. Qué gran descubrimiento acaban de hacer, sobrepasado el ecuador del mandato de la actual corporación. Están a la última. No se habían percatado hasta ahora. Ellos. Tan descarnadamente original es el diagnóstico que, con toda probabilidad, hoy mismo se reunirán los grupos municipales para poner un poco de orden. Dicen los socialistas que los mayoritarios se mueven por intereses personales y políticos, no por el bien de la ciudad. ¿Lo dirán en serio? A este paso, mañana anuncian que después del lunes viene el martes, luego el miércoles, y así hasta el domingo.