Recordar que se olvida

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

23 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Gracias Cristina. Gracias a ti y a tus hermanas por presentarnos a Maruxa. Gracias por hacernos ver que tu madre puede ser nuestra madre, nuestro padre, nuestros abuelos. Gracias porque a partir de ahora estaremos más atentos a lo que hacen o a lo que dicen... por si nos están mandando una señal aún sin ellos saberlo. Gracias por hacer que resulte más fácil la dificilísima tarea de pronunciar (y no me refiero a la fonética) alzhéimer.

«Se non somos capaces de convivir coa demencia, non sei como imos sobrevivir como sociedade». Lo decía Cristina Pato esta semana en La Voz, coincidiendo con el día en el que se recuerda una enfermedad que hace olvidar. Y a partir de ahí compartía su aventura familiar, la de convivir con la demencia, la de cuidar, la de leer, la de investigar e, incluso, la de ser feliz en unas circunstancias que son complicadas para la cabeza pero también (y mucho) para el corazón.

Es probable que algunos hijos, algunos nietos, se hayan reconocido en sus palabras o hayan visto que hay otra forma de afrontar el hecho de que una enfermedad se lleve la memoria de alguien que durante mucho tiempo se reconoció en ellos.

Todas las enfermedades tienen algo de cruel. El alzhéimer sin duda alguna. Cómo se cura la tristeza de que la persona con la que uno compartió la vida no se acuerde de tu nombre. Cómo se deshace el nudo de la garganta de que un padre o una madre no reconozca a sus propios hijos. Quizás ayude un poco la ternura de algunos momentos de desvarío, en los que podrías llorar pero también sonreír. Pero es probable que sobre todo ayude el conocimiento, las herramientas, los tratamientos...

A todo ello se refería Cristina Pato en un relato (desgranado por la periodista de La Voz Mila Méndez) en el que logró sobrepasar la superficie para rascar en el fondo... y para hacernos pensar.