Moncho Borrajo: «Señor Amancio Ortega, gracias»

La Voz OURENSE

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Álvaro Vaquero

El humorista ourensano agradece al empresario sus donaciones en la lucha contra el cáncer tras las criticas de Pablo Iglesias

04 nov 2019 . Actualizado a las 13:03 h.

El humorista gallego, Moncho Borrajo, ha salido en defensa de Amancio Ortega, después de que la semana pasada el lider de Podemos, Pablo iglesias, hubiera afirmado «España no es una república bananera que dependa de que un señorito venga dando cosas», en relación a las donaciones del empresario gallego a diferentes hospitales para la lucha contra el cáncer. «Señor Amancio Ortega: Quizás por mi ignorancia o porque con los años, uno cada vez entiende menos las cosas de este país, al que algunos les molesta llamarle España, me dirijo a usted como ciudadano del mundo que soy y gallego de nacimiento, para darle las gracias por algo, que para algunos es un nimiedad, como es, su donación de millones en euros en máquinas, para la curación del cáncer y ahora unos cuantos millones más, para residencias de ancianos», afirma Moncho Borrajo.

El humorista señala que lo que en otro país sería motivo de felicitación y de agradecimiento, «es por parte de algunos, como una úlcera en el estómago, que se les reaviva cuando suena su nombre». Borrajo relata que conoce de cerca la enfermedad del cáncer «dado que mi madre murió, por causa de uno en la mandíbula, que la tuvo unos años pasando momentos muy duros, así como a mi padre, mientras yo trabajaba en el teatro de La Latina todos los días, sin que nadie supiera nada, dado que en La Ruber, fueron personas que no dieron publicidad de lo que sucedía ¡Gracias desde aquí a todos ellos!». Y añade: «Por eso le escribo, para darle las gracias, solo por eso, sin entrar en vericuetos económicos ni morales y mucho menos políticos, en los cuales cada vez creo menos».

   El humorista explica que sus años vividos ha visto cómo personas que deseaban la muerte de otros, luego eran ayudadas por estos y salvarles sus vidas: «Espero que los que tanto le odian no necesiten nunca de sus máquinas, porque sería una de esas cosas que enseña la vida con los años, como recuerda el dicho popular: No escupas al cielo, que te puede caer en tu cara».