La ourensana Lucía Feijoo acaba de quedar al frente de La Alemana
12 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Lucía Feijoo es la nieta de María Teresa Domínguez Ordax, la mujer que estuvo al frente de La Alemana, en la plaza de Santa Eufemia, durante más de cincuenta años. Nunca le gustó especificar edades pero contaba que antes de terminar el colegio ya se ponía detrás del mostrador junto a su padre.
Teresa enfermó en diciembre y para evitar cerrar la tienda, su nieta se puso al frente del negocio. «Mi abuela nunca había estado malita y dio un bajón muy rápido. Esta era su gran ilusión, su territorio, así que me puse a compaginar mi trabajo con atender la tienda», dice.
Lucía dio un lavado de cara al pequeño local ourensano con el fin de modernizarlo, de acercarlo a todos los públicos. «Los clientes me comentaban que les gustaba la nueva versión, con más luz y espacio. Tenía mucha ilusión por continuar con esto», admite. En febrero, Teresa falleció y en marzo se decretó el estado de alarma. Los dos meses confinados y con la actividad totalmente parada frenaron para el negocio. «El estado de alarma me pilló en plena mejora del local. Quería poner parte de mí en él, modernizarlo un poco y darle un aire nuevo, pero las circunstancias fueron distintas a las que me esperaba. La pérdida de mi abuela fue un palo muy grande porque a nadie de la familia nos dio tiempo a asimilar que se nos iba y ahora esto», amplía la joven ourensana.
Hace unas semanas dejaron el local libre. Las estampitas, los productos de papelería, los pequeños relojes, mecheros... todos los recuerdos que se almacenaban dentro de La Alemana, abandonaron el lugar de origen de la papelería ourensana. Ahora todo ese material está en casa de Lucía. «Quiero darle una salida. Una segunda oportunidad», afirma. Y su idea es hacerlo a través de Internet. «Actualmente estoy en el paro y tratando de continuar con La Alemana que dejó mi abuela. Ya que asumir el alquiler de la tienda era inviable, estoy trabajando para abrirla de forma online», añade.
Ganas no le faltan, aunque admite que el material que distribuye puede ser complicado de vender a través de una web. «Ha quedado muchísima imaginería religiosa, por ejemplo». De esa que su abuela Teresa se encargaba en tiempos de conseguir que bendijesen para darle un valor añadido. «Ella era única. Muy echada para adelante. Se metía en la iglesia de Santa Eufemia y al primer cura que pillaba por allí le hacía bendecir lo que llevase en la mano. Había muchos turistas que venían a La Alemana a tiro fijo a por estas imágenes», recuerda la ourensana. También tiene en stock un buen número de plumas y bolígrafos, de carteras, de abanicos, de figuras decorativas... material que dentro de pocos días estará disponible en Internet. «Es la forma más rentable de continuar con esto. Y si la cosa va bien pues me plantearé comprar nueva mercancía y seguir adelante. Ojalá sea posible», termina.