«He estado al lado de lo mejor de la Iglesia, los misioneros»

javier g sobrado OURENSE / LA VOZ

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Josefa Ledo recibió la medalla tras 45 años de secretaria de la Delegación de Misiones
Josefa Ledo recibió la medalla tras 45 años de secretaria de la Delegación de Misiones Santi M. Amil

Josefa Ledo recibe este sábado la medalla «Pro Ecclesia et Pontifice»

08 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Este sábado Josefa Ledo recogerá un reconocimiento por algo que empezó hace ya 45 años: su trabajo como secretaria de la Delegación de Misiones de la Diócesis de Ourense. Será la primera vez, en los 133 años de historia de la Medalla Pro Ecclesia et Pontifice, que una ourensana la reciba. Se trata de la mayor distinción que la Iglesia católica concede a las personas laicas.

Nacida en Santa Eufemia de Ambía, en Baños de Molgas, el 23 de diciembre de 1955, «donde está una hermosa capilla prerrománica», apunta, e hija, como tantos, de la emigración, Josefa vivió su juventud con ilusión por la posibilidad de hacer algo que sus padres no pudieron: tener un empleo cuanto antes y sin tener que marcharse del país. «Después del esfuerzo que habían hecho para tenernos internas a mi hermana y a mí, mi ilusión era, cuanto antes ponerme a trabajar», explica. Algo que sin duda le proporcionó la Diócesis: «Yo estaba ahí porque me apasionaba el tema. Luego me fui quedando quedando, y ya han pasado 45 años»

«No merezco esta medalla»

Ledo se desempeñó como secretaria de la Delegación de Misiones desde que tenía 18 años hasta su jubilación. Recuerda cómo, en sus primeros años, llegó a haber más de cuatrocientos misioneros salidos de Ourense, cuando hoy, apunta, el número no alcanza el centenar. Vio pasar a cuatro delegados, Aurelio Grande, Manuel Rodicio, Adelino Álvarez y el actual responsable, Alberto Diéguez, a quienes considera «personas de un talante y una calidad humana impresionantes». Pero a pesar de todo ello, Ledo es muy clara en cuanto a recibir este reconocimiento: «No me siento merecedora de esta medalla. La acepto con humildad y en nombre de todos los misioneros y todo el personal que tanto ha hecho durante estos años».

Su trabajo durante todo este tiempo lo define como apasionante y precioso, principalmente porque asegura que ha estado con «lo mejor que tiene la Iglesia, que son los misioneros». A parte de conocer, acoger y relacionarse con ellos, la tarea de la delegación y por lo tanto la suya, ha sido participar de la animación misionera en la Diócesis, de lo cual destaca los años y años de celebración del Festival de la Canción Misionera, que cumplió su 50 aniversario en el 2019.

Algunos de los momentos que más y mejor recuerda son tristes, pero otros, subraya, demuestran que la Diócesis de Ourense «tiene sensibilidad misionera». Entre ellos rememora dos. Cómo se realizó un despliegue para limpiar y preparar varias decenas de camas antiguas del Sergas para montar un «hospital de lujo» en Camerún, y cómo la gente de la provincia se volcó con el terremoto de Ecuador, con un festival en el Teatro Principal y más acciones caritativas. «Hay gente en otros países que es feliz con tan poco... Aquí nos sobra tanto que incluso nos estorba para vivir», expone esta ourensana, que recibe la medalla este sábado, en un acto en el que, entre otros, participa el obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet.