La «operación helicóptero» cumple un año y Jácome sigue como alcalde de Ourense

OURENSE

El estallido de la crisis política ourensana cumple su primer aniversario
17 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Este mes de agosto se cumple un año del estallido de la crisis de Democracia Ourensana. Aunque, en realidad, la ruptura definitiva no se produjo hasta el día 8 de septiembre, Gonzalo Pérez Jácome sitúa el inicio de las hostilidades en lo que ha venido a llamar la «operación helicóptero». Y es que, tal y como ya ha contado en varias ocasiones, cuando lo avisaron de una posible detención por irregularidades en la gestión de su partido, él no se lo creía y bromeó con una persecución en helicóptero. Ha pasado un año, no ha sido detenido, y menos de ese modo. Tampoco ha dimitido y está decidido a terminar su mandato, ahora reforzado de nuevo por el PP.
El aniversario real de la ruptura es el 8 de septiembre porque fue ese día cuando Jácome retiró sus competencias a varios de los ediles díscolos de Democracia Ourensana y también cuando los concejales del PP decidieron abandonar en bloque el gobierno. Sin embargo, el alcalde echa la vista unos días atrás, al 14 de agosto. Fue entonces, según asegura, cuando compartió una comida en un restaurante ourensano con Miguel Caride y Víctor Rodríguez -que hasta entonces eran el portavoz de DO y su jefe de prensa, respectivamente- así como con los populares José Manuel Baltar y Jorge Pumar.
En el transcurso de aquella cita «me dijeron que me vendrían a detener por tierra, mar y aire, para empezar a meter miedo», relata el regidor ourensano, que añade: «El resto son capítulos desencadenados».
Los díscolos de Democracia Ourensana aseguraban que Jácome estaba siendo investigado por irregularidades en el uso de las asignaciones de dinero público que recibe el partido así como por exigir supuestamente donaciones a los asesores contratados por la formación. El rumor empezó a extenderse por la ciudad y el 27 de agosto el alcalde convocó a sus concejales a una reunión en el Hotel Princess para tratar de reconducir la crisis. No sabía que cinco ediles acababan de presentar una denuncia en Fiscalía alertando de esas supuestas irregularidades.
Al trascender ese movimiento, cualquier posibilidad de reconciliación quedó aparcada. Sin embargo, los díscolos de Democracia Ourensana siguieron de inicio en el gobierno municipal a la espera de un movimiento por parte del PP. Los socios de gobierno de DO dieron un ultimátum a Jácome para dar las explicaciones que se le exigían, pero este resistió y la crisis estalló definitivamente el día 8 de septiembre.
Según asegura insistentemente él mismo, la verdadera intención de unos y otros era que dimitiese. La operación -apunta en redes sociales- empezó con una «fase del miedo», con la supuesta amenaza de detención, y continuó con una «fase del asedio», que él relaciona con la «presión mediática». Finalmente llegó la «fase del asalto, basada en un intento de moción de censura imposible, ya que pasaba por regalar la alcaldía a PSOE», sentencia Jácome.
«El final ya lo conocen, exclusión e integración», añade el alcalde. Exclusión, porque los críticos de Democracia Ourensana fueron expulsados del partido y ahora son ediles no adscritos, e integración, porque pasados los meses el PP acabó volviendo a su gobierno. Los populares llegaron a apoyar una iniciativa que reclamaba la dimisión de Jácome. Y se sentaron a negociar una moción de censura contra él, pero -tal y como pronosticaba el alcalde- el acuerdo con el PSOE era imposible, especialmente tras vetar al líder socialista, Rafael Rodríguez Villarino. Dadas las circunstancias, desde el PP se entendió que podían aportar más dentro del gobierno que fuera, especialmente teniendo en cuenta que, tras la ruptura temporal, el Ayuntamiento estuvo en manos de un ejecutivo formado solo por tres personas: Jácome, Armando Ojea y Telmo Ucha.
Los populares regresaron con el alcalde sin esperar siquiera a la resolución definitiva de la investigación judicial contra el líder de DO, sustentada también en la denuncia de un asesor por las donaciones que él supuestamente les exigía. Y eso que, pocos días después de su vuelta, se confirmó la reapertura del procedimiento. Miguel Caride destaca el recorrido que este asunto puede tener aún y se muestra decepcionado con los grandes partidos, «especialmente con el PP, por ser incapaces de articular una alternativa». La solución habría sido la moción de censura, pero con su fracaso «han consolidado al alcalde», lamenta el ahora no adscrito.