Orografía de un asesinato

Tareixa taboada OURENSE

OURENSE

Santi M. Amil

«Cartografía do Esquecemento» es la serie fotográfica de Ariadna Silva en la galería de arte Marisa Marimón de la capital ourensana

06 dic 2021 . Actualizado a las 22:44 h.

«Lo que estamos haciendo con los bosques del mundo no es más que un reflejo en el espejo de lo que nos hacemos a nosotros mismos y a los demás». Gandhi.

La prestigiosa galería de arte Marisa Marimón presenta Cartografía do Esquecemento de Ariadna Silva que propone una reflexión sobre las consecuencias derivadas de la industria del eucalipto que en Galicia, junto a otros factores como la indiferencia e ineficiencia política y la ambición y especulación económica, suponen la aniquilación del bosque autóctono con estrategias nefastas para el medio y políticas ambientales irrespetuosas. Lo denuncian asociaciones ecologistas ante la impunidad de los arboricidios y atentados que contra la flora y fauna se perpetúan sin justificación, arrasando con el bosque bajo y de matorral de enebros, cipreses, cotoneasteras, pyracanthas, nandinas, berberis, bolas de nieve, spiraeas… Lo constatan el ecologista M. García en tierras da Limia y el activista medioambiental X. Santos, respecto al nuevo ecocidio perpetuado en las riberas del Barbaña con la consiguiente destrucción de los hábitats animales de aves, anfibios y peces. Auténticas catástrofes medioambientales que extenúan una biodiversidad en vías de extinción, borrando nuestra identidad como paisaje, nuestra piel como territorio y nuestra memoria natural.

La colección se articula en base a un espacio camino-procesional inclusivo que incita al espectador diletante a una reflexión íntima sobre la naturaleza a través de un paisaje exterior introspectivo. Lo adentran en un bosque tan aniquilado por la ambición humana como mítico. Un espacio ritual, santuario o bosque sagrado e identidad con profunda presencia en la Europa prehistórica, el Oriente próximo y Japón en la esencia litúrgica de celtas y bálticos, temenos grecorromanos, hörgr noruego y Nemeton celta, asociado a las prácticas druídicas, algâba de Kumbi Saleh en Ghana, donde los Soninké practicaban sus rituales, el bosque de la comunidad Oussouye de Senegal, el Atsuta-ku de Nagoya, Bosque Shinto asociado al Santuario de Kashima.

Utakis, lugares de culto como Seifa-Utaki- Patrimonio de la humanidad- en Okinawa, el misterioso Aokigaraha, conocido como Mar de árboles que encierra una leyenda oscura en sus profundidades, donde muchos japoneses eligieron su final.

Del bosque mítico a la imagen lírica con reminiscencias surrealistas y fantásticas con una iluminación falseada, dominada por una atmósfera irreal e intimista de imagen poética, fantasmal. Interiorización de un paisaje construido desde una emoción subjetiva, íntima, fabulada.

En el interior del bosque se dibujan los síntomas de una cartografía patológica que lleva a la destrucción del bosque autóctono a través de la enfermedad propagada como un virus. Consentida por la permisibilidad política en la coexistencia de especies invasoras como el Ailanto o Árbol de cielo, (Ailanthus Altissima) que altera el funcionamiento del ecosistema forestal compitiendo por la luz solar y el espacio y desplazando a la vegetación natural preexistente, dificultando su regeneración futura. O el eucalipto, empleado en plantaciones para fabricar pasta de celulosa y biomasa, codiciado en la industria papelera y maderera por su rápido crecimiento pero que afecta decisivamente a la biodiversidad y a la mesofauna del suelo, empobreciéndolo y secándolo; siendo, estas plantaciones intensivas, letales para aves, anfibios y reptiles ibéricos. Suponen la alteración o pérdida irreversible de la vegetación autóctona y provoca mutilaciones en la dinámica de los ecosistemas gallegos con una colonización progresiva de nuestro bosque. Elemento altamente inflamable ante la presencia endémica de los incendios. El bosque reducido a cenizas, a destrucción, a muerte.

Ariadna Silva reflexiona a través de unas fotografías, a medio camino entre lo artístico y el documental de autor, sobre las vinculaciones emocionales y subjetivas entre el paisaje y su autobiografía. Construye un discurso crítico sobre la pérdida y el tránsito, las transformaciones y la duda a través del relato personal y simbólico que emerge del bosque arrasado con olor a incendio que renace con vitalidad y perseverancia de su cadáver de árbol carbonizado cuando la primavera acecha y rebrota, sobre el desierto de ceniza con fuerza e ironía en las cicatrices de un eucalipto.

La alusión autobiográfica se refuerza en el collage que, a modo de álbum, reflexiona sobre la implicación familiar en la industria forestal como conflicto interno, exteriorización y curación.