«Estuvimos nueve días en el sótano. Dormíamos vestidos y pasamos mucho miedo»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Daria y su madre se refugiaron en O Ribeiro
Daria y su madre se refugiaron en O Ribeiro Santi M. Amil

Daria, una joven de 22 años que llegó a Ourense hace apenas dos semanas y ejerce de traductora para otros compatriotas, cuenta cómo fue la huida de su país

29 mar 2022 . Actualizado a las 16:23 h.

Daria Rodinova tiene 22 años pero sus pensamientos y preocupaciones distan mucho de las de cualquier chica de su edad. Llegó al balneario ourensano de Laias huyendo de la guerra en Ucrania y cuatro días después ya estaba trabajando como voluntaria para ayudar a otros compatriotas a comunicarse con sus acogedores en diversos puntos de la provincia de Ourense. Su teléfono no para de sonar y ella pide perdón con cada interrupción, pero aclara que es importante que responda para la tranquilidad de esas personas que están en un entorno completamente desconocido y no entienden nada del idioma.

—¿Por qué recaló en O Ribeiro?

—Mi padre es entrenador principal de un equipo de remo, ha viajado por muchos países y aquí tiene amigos desde hace muchos años. Cuando estalló la guerra muchos nos llamaron ofreciendo ayuda para irnos y después de conseguir llegar a Polonia él pensó que este era un sitio tranquilo, y como yo estoy graduada como traductora e intérprete de español me dijo que me viniera con mi madre.

—¿Él no vino?

—Está con mi abuelo y nuestras mascotas en Polonia. Se está curando porque se hizo daño levantando una puerta metálica muy pesada que se cayó cuando una bomba estalló entre nuestra casa y la de nuestro vecino; y además tiene problemas de corazón y esto vivido no le ha venido bien. Lo pasamos mal y ellos, mi madre y mi padre, peor que yo porque tuvieron que tomar muchas decisiones difíciles.

—¿Cómo fue la salida del país?

—Muy complicada. Al principio, cuando comenzó la invasión rusa, marchamos a una casa en un pueblo a 30 kilómetros de Kiev porque pensamos que sería mejor estar en el campo, pero al segundo día los rusos ocuparon la zona y no había electricidad, ni agua, ni conexiones para hacer llamadas o mandar mensajes. Estuvimos nueve días en el sótano por los bombardeos. Dormíamos vestidos y teníamos mucho miedo. Pasábamos las noches a oscuras porque está prohibido encender nada de luz, ni vela, ni linternas..., nada. Un día llegaron cinco militares rusos con sus armas y nos dijeron que no eran invasores, que venían a protegernos del nazismo de nuestro país. Nos hicieron salir porque así nos usan como escudos porque saben que nuestros militares no van a disparar. Finalmente un día decidimos que teníamos que marchar. Sabíamos que podíamos morir, pero pensábamos que aquello solo podía empeorar. Fuimos a pie, porque a los coches les disparan. Llevábamos una bandera blanca y caminamos con las manos en alto cuando vimos a una patrulla a lo lejos. Pero eran de los nuestros y ellos nos acercaron a la frontera. Nos dejaron en una estación desde donde tomamos un tren que iba abarrotado. Fue un viaje de nueve horas de pie.

—¿Por qué se ofreció voluntaria como intérprete?

—En mi país muchas personas están haciendo muchas cosas como voluntarios para ayudar a otra gente y yo pensé que también aquí podía ayudar a otros compatriotas. Nuestros acogedores me comentaron que llegaba a Ourense un número importante de refugiados y me pareció buena idea. También es bueno para mí. Físicamente estoy bien, pero anímicamente no tanto y hacer algo y ayudar a otros me hace sentir mejor y no pensar tanto.

—¿Está al tanto de lo que ocurre allí?

—Permanentemente, aunque no sé si mi casa, por ejemplo, sigue en pie o no. Ahora mismo uno de los problemas más importantes está en Mariúpol. Hay una catástrofe humanitaria en muchos sitios, pero allí la gente se está muriendo de hambre en los sótanos. Los soldados rusos están bloqueando la ayuda humanitaria o la usan en su beneficio, tanto para sus necesidades personales como para aprovechar ese tiempo en el que entra esa ayuda para cambiar sus puestos y obtener avances y armas.

—¿Qué le llevó a estudiar español?

—Mi padre me animó. Me contó que era un idioma importante que se hablaba en muchos países del mundo, así que entré en la universidad lingüística de Kiev para estudiar traducción e interpretación de español y de inglés. Me gustó desde el principio. De hecho mi intención, antes de la guerra, era venirme a hacer un máster aquí. Quizá lo haga de todos modos ahora, ya que he venido, aunque no como me hubiera gustado.