¡Corred!

María Doallo Freire
María Doallo NO SÉ NADA

OURENSE

20 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La obra del sábado en la MIT de Ribadavia terminaba con una frase aplastante. «La democracia es como una salchicha, a todo el mundo le gusta, pero nadie quiere saber de qué está hecha». Puede que todo en la vida sea un poco así, porque podemos autoengañarnos fingiendo que no lo sabemos o porque desconocer la atrocidad nos hace ser más felices. Era el final de Las aves, una obra con un humor muy fino y un sentido de la realidad necesario. De esas en las que no paras de reír mientras ves a todo el mundo asentir con la cabeza. De atrocidades va La infamia. Marina Salas se ganó a todo el público del Castillo de Ribadavia con una interpretación «llena de verdad». Así es como la describió mi amigo Koke —el actor Jorge Varandela, que sabe mejor que yo de lo que habla—. Terminé la obra exhausta y emocionada de una forma incómoda, rara, angustiada. La infamia es una adaptación de las memorias de la periodista mexicana Lydia Cacho, de las que no pienso adelantar nada. Me quedé con otra frase en esta función, una que pronuncia cuando trata de aceptar que la van a asesinar: «Si al final todos vamos a morir, prefiero hacerlo sabiendo que viví apasionadamente». Otra lección de Cacho que me traje conmigo. El lunes en la MIT estuvo DeMente, una función que mezcla danza clásica, contemporánea y tradicional gallega, con la acojonante voz de Aida Tarrío —la tanxugueira, que resulta que también es brillante y vibrante bailando—. El grupo, dirigido por Fran Sieiro, se deshidrata en directo para abordar el tratamiento que hace la sociedad de las enfermedades mentales. Todo esto está pasando aquí. Os quedan cinco días llenos de propuestas para ser felices en Ribadavia. ¡Corred!