Los guardianes del Averno

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La exposición puede visitarse hasta el día 12 de marzo.
La exposición puede visitarse hasta el día 12 de marzo. Santi M. Amil

Duelo de escultura entre Moxom y Tino Canicoba en el Marcos Valcárcel

23 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«Empiezo una imagen y la termino. No pienso en el arte mientras trabajo. Intento pensar en la vida». Basquiat. Tino Canicoba y Xosé Manuel Rodríguez, Moxom, presentan la extraordinaria exposición titulada O bosque anguriado en el centro cultural Marcos Valcárcel.

A través de un catálogo radical de medio centenar de esculturas, ambos creadores dialogan a través de la talla y los cortes de motosierra transformando el volumen que definen en expresión existencial de la angustia humana. Un montaje escultórico vitalista y épico, resultado del trabajo de inclusión en el espacio de dos caligrafías y personalidades artísticas diferentes.

Un bosque desanimado extraordinario a través del que desfila la vida con su inexorable tortura y es vértice de angustia en las cicatrices que Tino Canicoba incide en el material que son los cortes que definen las líneas de un dibujo sin boceto de marcada impronta procesual y es fantástico y vitalista en el triunfo de la vida que despeina como hálito furioso las melenas libres de las mujeres, individualizadas y empoderadas de Moxom, que retrata una dualidad femenina de diosa y mujer vulgar, ninfa contemporánea y urbana perdida en el bosque de Wenceslao Fernández Flórez.

Un bosque tan ilusionante como oscuro en el contraste de sus luces y sus sombras; las luces con las que Moxom ilumina a sus personajes rotundos con identidad expresa y soberanía; su colección de mujeres talladas con la delicadeza de un maestro en la técnica y una hipersensibilidad cómplice y la alegoría descarnada de una soledad suicida que se precipita con tragedia de blues en ironía, lucidez y pasión en la abrasiva y extrañamente hermosa, distópica e inquietante obra de Canicoba.

Bosque inhumano por el que transitan gallegos híbridos, mitad urbanos y mitad rurales que traspasan el espejo de un nunca jamás. Una suerte de realismo mágico con el lastre emocional de lo contemporáneo, la desmitificación de los ideales y la caída de los referentes tradicionales que origina seres alienados y descreídos, frustrados, amputados, descontextualizados que deambulan perdidos entre un millón de incógnitas de lo real a lo imaginario, de la pasión al desamor, de la ilusión a la frustración, de lo humano a lo animal, de la tradición a la globalización, de lo uniforme a lo marginal… De un mundo al otro utilizando el apeadero del Castromil, desde Dona Arundina na feira, a una desesperada Penélope, De procesión al alucinante Guardián del Averno, antropomorfos extraordinarios como Bocatta di cardinali, Yo mismo, y la colosal intervención figurativa que titula A solución á Metamorfose.

Figuras al borde de la desesperación o amparadas por la seguridad ignorante de lo impuesto por una tradición incuestionable del bosque irracional y humano sin desconexión entre ambas realidades. Hipertrofiadas almas en pena, habitantes de un mundo real, desgastadas por la frustración y deshumanización vacía que genera el modelo capitalista. Aísla al personaje domesticado, desvencijado, vencido, No zoo más pequeño do mundo, trasladando el hacinamiento y la atmósfera claustrofóbica de la soledad. De Sta Cucufata al Potro de Piornedo.

Historias comunes de los seres sin historia, una intrahistoria contingente y la violencia de la lucha por la vida, silenciosa y continua, exhibida sin reverberaciones. Para este proyecto específico, el conocido artista Moxom, referente cofundador de la publicación Frente Comixario, 1987, banda diseñada comprometida e innovadora revisa esa impronta del cómic del inicio de su carrera y sube la temperatura e intensidad en temperamento expresivo y emocional con un uso del color efervescente, radiante, transgresor, conceptual que supera su función representativa para adentrarse en la psicología del personaje.

Las mujeres de Moxom, siempre en movimiento trasladan esa inquietud de lo inestable y efímero que dialoga en su evanescencia con un equilibrio magnifico, un ansia ilusionante por vivir con una mirada hacia la realidad de gran bonhomía y condescendencia entre lo intelectual y lo humano que concentra al grupo humano en Gran Vía con óptica especular y sacude en Olga, Lucía, Inma, Abril o Afrodita un vitalismo e introspección extraordinarios. Máscaras clásicas de mirada impertérrita y distante: Atenea, Minerva, Finoa. Materiales encontrados en el corazón de la tierra a los que inyecta un nuevo concepto de vida. Este escultor capaz de escuchar la voz de la madera, establece una relación visual entre el impulso creativo y el análisis conceptual del proceso reduccionista y sintético.