Huele a quemado en febrero en O Salgueiro, la antigua aldea de los carboneros del Xurés

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Un incendio que entró por Portugal calcinó 160 hectáreas de la zona de reserva del parque natural de Baixa Limia en el concello de Muíños

21 feb 2023 . Actualizado a las 17:57 h.

Los embalses de As Conchas y de Salas, que bañan parte de la superficie del concello ourensano de Muíños, están a rebosar. No hace ni dos semanas desde que dejó de llover y esta zona fronteriza de Ourense ha pasado del riesgo de sufrir inundaciones a la recurrente pesadilla de los incendios forestales. A principios de febrero, las noches son frías y las mañanas amanecen heladas en el interior de Galicia. Pese a las intensas lluvias y nevadas de hace solo unos días, la liviana capa de tierra de la ladera norte de la sierra del Xurés, que cae sobre la aldea abandonada de O Salgueiro, se ha resecado.

Al otro lado de la frontera, en un Portugal rural con pueblos ganaderos, alguien plantó fuego al monte al final del lunes y la mecha prendió en dos focos que avanzaron durante la noche por las escarpadas montañas. Hasta 160 hectáreas de monte bajo de la reserva integral del parque natural Baixa Limia-Serra do Xurés, en la parroquia muiñense de Prado de Limia, se han quemado en el que, hasta ahora, es el incendio forestal más importante del invierno. En días pasados, hubo conatos de fuegos en la vecina parroquia de Requiás-Guntumil y en Calvos de Randín, también en zonas incluidas en el parque natural, pero se controlaron pronto. Este de O Salgueiro se complicó por la hora de inicio, que impidió que los medios aéreos volasen en las primeras horas, y por difícil orografía.

Las brigadas antiincendios de la Xunta consiguieron llegar a pie a las zonas en llamas y las controlaron a golpe de batefuegos. Por la mañana, olía todavía a quemado en O Salgueiro, la antigua aldea de los carboneros, abandonada por primera vez a mediados del siglo XX, y que ahora sigue en semirruina pese a un olvidado ambicioso proyecto para convertirla en una aldea medioambiental enfocada al ecoturismo. La Xunta compró la aldea con tres millones de euros de fondos europeos a principios de este siglo, pero desde entonces sigue sin vida,  más allá de los paseos de los vigilantes del parque o de los bomberos forestales. Los trabajadores antiincendios consiguieron atajar el fuego antes de que llegase a las casas, pero las montañas que rodean el bucólico valle quedaron tiznadas de negro. Un pequeño pinar que parapeta a la aldea frente a los pedregosos picos marca la barrera en la que se consiguió frenar el frente del incendio. 

A media mañana del martes, el fuego se daba por controlado en esta zona del Xurés, aunque seguía vivo en la parte portuguesa y y en la sierra ourensana del Xurés, que conforman la reserva de la biosfera transfronteriza. Una nube de humo actuaba todavía como cortina indeseada frente a los picos de la Serra do Pisco en una jornada por lo demás radiante. Los helicópteros contra incendios sobrevolaron el área natural fronteriza y a las 15.30 horas del martes, la Consellería de Medio Rural dio por estabilizado el fuego, ya extinguido en esta mañana de miércoles. Doce brigadas de la Xunta, además de diez agentes, dos técnicos, ocho motobombas y dos helicópteros trabajaron hasta controlar totalmente las llamas.

El alcalde de Muíños, Plácido Álvarez (PP), hizo un llamamiento a que todas las administraciones colaboren para «poñerlle freo a esta lacra», desde los Concellos en sus competencias de limpieza de pistas, pasando por la Xunta para una buena coordinación entre las consellerías de Medio Rural y Medio Ambiente, y hasta el Gobierno central para que reclame a Portugal que ataje los incendios fronterizos. El regidor teme que, de no ser así, el Xurés desaparecerá poco a poco.

Este parque natural y reserva de la biosfera sufre con frecuencia este tipo de incendios forestales. En verano es raro el año, a menos que las condiciones meteorológicas no sean propicias, que no haya algún fuego de notables dimensiones. En octubre del 2017, en la oleada incendiaria que asoló Galicia fue una de las zonas más dañadas. Aquel año Salgueiro se libró del fuego, en medio del negro que pintó todo el monte de la parroquia de Prado de Limia. Tampoco se libra este territorio protegido de los fuegos invernales, tradicionalmente asociados a prácticas de pastoreo que no suelen afectar normalmente a grandes superficies, pero que esquilman un poco más el deteriorado suelo de los montes del Xurés.

El plan de gestión de la reserva de la biosfera transfronteriza Gerês-Xurés 2022-2025 alerta precisamente de que una de las debilidades de este territorio es que sufre incendios forestales de gran extensión y alta frecuencia en la última década. También se anota en ese documento de que hay un «área significativa de resinosas que aumentan el riesgo y severidad de los incendios forestales». La zona afectada en este incendio, la alta Serra do Xurés, forma parte de la zona 1 de reserva del plan rector de uso y gestión del parque natural que entró en vigor en marzo del 2022 como área que requiere una especial protección por sus valores naturales y paisajísticos.