La internacional ourensana debuta este año en el ambicioso plantel del Barcelona
03 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Con nueve años de edad Paula Ginzo (Santoña,1998) no tenía ningún tipo de pasión por el baloncesto. Para ella el fútbol o el tenis eran algunas de sus prioridades, aunque quien la veía siempre destacaba que, por su altura, era digna de probar el deporte que la vio crecer. El regalo de un balón y una camiseta fueron los detonantes de su primera canasta: «Tiré y obviamente no toqué el aro, pero le cogí el gusanillo y ahora estoy aquí».
Ese obsequio no solo fue para ella, sino también para todos los amantes del baloncesto que hoy podemos disfrutar de sus jugadas. Con apenas catorce años, Barcelona se convirtió en su segunda casa. En el centro de alto rendimiento, Segle XXI, Ginzo continuó su formación deportiva y académica. «Fue un cambio muy fuerte, pero tengo muy buenos recuerdos, fui muy feliz allí», recuerda Paula.
La pasada temporada retornó a Galicia, tras pasar por Rivas, Estudiantes, Cáceres y Gernika, para formar parte del equipo del Ensino, donde hizo uno de sus mejores años a nivel profesional. Desde su marcha a Cataluña con catorce años, Paula no había vuelto: «Agradecida por la oportunidad que me dieron en Lugo, sobre todo a Suso y a Antonio que confiaron en mí todo el rato». Ahora, más de diez años después de su marcha a Barcelona, la ourensana nacida en Santoña, está en la ciudad que la vio crecer deportivamente. La ya exjugadora del equipo lucense, formará parte de la plantilla del FC Barcelona durante las dos próximas temporadas. «Yo quería dar un saltito más de calidad, se plantea la oferta del Barça, conozco al entrenador que es uno de los cuatro preparadores de la absoluta, Lola Pendande también fichó para allí y se me plantea un proyecto de ganas de ir creciendo. Me parece atractivo», afirma Ginzo.
La ambición del plan profesional que se le presenta supone un aliciente para la deportista, aunque tiene claro que jugar en Galicia siempre está en sus planes: «Estaría encantada de volver. Es cierto que estas dos temporadas me gustaría jugar Eurocup o Euroliga, pero si hay un proyecto ahora que tenemos al Ensino, al Celta o al Ferrol me vendría de cabeza a jugar a casa, 100 %».
Además de jugadora del FC Barcelona, Ginzo es una de las doce integrantes de la selección española que recientemente obtuvo la medalla de plata del Eurobasket. «Es fastidiado tenerlo tan cerca. La gente te dice ‘bueno, es una plata, solo os quedasteis a cuatro', pero es que fastidia más. Si vas perdiendo todo el partido ves que el rival es superior, pero si vas ganando 36 minutos y los últimos cuatro se te van, da mucha rabia», reconoce Paula, también muy satisfecha del trabajo realizado: «A pesar de los problemas y obstáculos que tuvimos estoy muy orgullosa del equipo. Ojalá hubiese sido un oro, pero porque los deportistas somos así, siempre queremos más y más. Estoy muy contenta y orgullosa de mí también porque no era un reto fácil».
Es en la Selección donde comparte esfuerzos con otra jugadora de Ourense, Raquel Carrera, para la que solo tiene palabras de admiración: «Da gusto verla jugar, la ves y aprendes. Creo que no tiene techo, puede llegar y aspirar a lo que quiera, es talento puro, esfuerzo y dedicación. Lo que se proponga lo va a conseguir 100 % sin esa presión que igual tenía cuando era niña y, siendo ella misma, puede llegar a donde quiera. Es muy auténtica y divertida», reconoce la pívot.
A pesar de tener claras sus intenciones deportivas, también es consciente de que como jugadora de baloncesto femenino, esta faceta tiene fecha de caducidad. «Nosotras tenemos que vivir dos vidas. Yo empecé a ser profesional con 17 años y hasta los 35 aproximadamente tengo esta vida, que es mi trabajo, a partir de ahí tienes que seguir otro camino. Si quieres continuar vinculado al baloncesto puedes, si no quieres tienes que reinventarte totalmente. Cuando empiezas es algo que ya sabes, pero yo creo que no va ser fácil».