Encontró empleo en tres meses gracias a Cruz Roja: «Nos dan la oportunidad y nos vinculan con el mercado laboral»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Luis Miguel y Tino Iglesias, en el restaurante Tizar de Ourense
Luis Miguel y Tino Iglesias, en el restaurante Tizar de Ourense MIGUEL VILLAR

El cubano Luis Miguel Díaz está empleado en un restaurante tras pasar por un proceso de formación en la oenegé

29 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Luis Miguel Díaz es un cubano de 29 años que llegó a Ourense en marzo. Se vino con su mujer y sus dos hijos y escogieron la ciudad de As Burgas porque la familia de su pareja ya vivía aquí. «Además, mi abuelo era de Santander, así que eso me permitió adquirir la ciudadanía española, lo que nos facilitó mucho las cosas», admite. En cuanto se estableció en la ciudad, a Miguel le comentaron que Cruz Roja tenía en marcha un programa de formación para menores de 30 años. «Fui a consultar y me dijeron que en ese momento iban a empezar dos cursos, uno de dependiente y otro de camarero», cuenta. Como en Cuba su último trabajo había sido al frente de una heladería, optó por el segundo y se apuntó. «Ese negocio creó en mí un vínculo con la hostelería. Es un sector que me gusta mucho, aunque tuve que adaptarme a las diferencias que tiene este empleo en España, como la rapidez y la elegancia con la que se trabaja aquí», asegura. 

Profesores de la Escuela de Hostelería y Turismo de Ourense impartieron el curso, compuesto por 150 horas de clases teóricas. Luego a Miguel le tocó hacer las prácticas y fue entonces cuando conoció a Tino Iglesias, propietario del restaurante Tizar, una de las empresas que colabora con Cruz Roja. «Se pusieron en contacto conmigo para saber si podía venir uno de los alumnos a hacer prácticas. Les dije que sí y tuve la buena suerte de que me mandaron a Miguel», recuerda. En aquel momento, Tino estaba fuera de la ciudad por trabajo y regresó cuando al cubano le faltaban unos días para terminar su formación en el restaurante. «Me gustó muchísimo cómo trabajaba, el estilo y la educación que tenía y la manera en que se dirigía a los clientes», asegura. «Además, se llevaba genial con el resto del equipo y eso para mí es muy importante», continúa. Al finalizar el período de prácticas, el hostelero ourensano no tenía vacantes, pero como ambos estaban contentos con la experiencia, le prometió que lo avisaría en cuanto quedase un hueco libre. No hizo falta. Al cubano, que estaba trabajando en una heladería en la plaza Mayor, lo llamaron sus propios compañeros el día que uno de ellos decidió dejar la hostelería para empezar a trabajar en una fábrica. «En cuanto ellos me avisaron llamé a Tino. Le dije que me gustaría aprovechar la oportunidad y él respondió que encantado», cuenta. 

Miguel lleva cinco meses siendo parte del equipo de Tizar y actualmente no se imagina en un lugar mejor. «A las pocas semanas de empezar a trabajar me dijo que le estaba cogiendo amor a este lugar y eso es algo que se me quedó clavado. Yo quiero que mi equipo interprete el restaurante como algo propio y que podamos luchar juntos para que vaya bien», dice Tino. «Estoy encantado con Miguel porque es un excelente camarero y una muy buena persona también», añade. El sentimiento es mutuo. «Tenemos unas condiciones inmejorables, librando dos días a la semana y trabajando nuestras ocho horas, lo que nos permite tener calidad de vida», afirma el cubano. De hecho, el equipo de Tizar cuenta con un fondo de garantía al que pueden recurrir en el caso de necesitar un adelanto. «Luego se les va descontando como ellos quieren», explica el hostelero, que no duda en que la próxima vez que necesite un empleado volverá a contar con Cruz Roja. «Hacen un gran trabajo. Ayudan a personas en situaciones vulnerables, que vienen de fuera, pero que están capacitadas para desarrollar sus capacidades en distintos puestos. A nosotros en la hostelería nos viene de maravilla poder contactar con profesionales», concluye. «Nos dan la oportunidad, que es muy importante, y nos vinculan con el mercado laboral, que es una necesidad», termina Miguel.