En 1995 la revisión del PGOU proponía un parque de atracciones junto al Loña

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Muro junto al Miño y obras para construir la pasarela
Muro junto al Miño y obras para construir la pasarela No disponible

La iniciativa anunciada hace treinta años se iba a incorporar al plan especial de las riberas del Miño

13 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras toda una vida de espaldas a los cursos fluviales y al mar llegó el momento en que ciudades y municipios decidieron que había llegado el momento de recuperar la histórica relación con aquellos ríos, mares y océanos que fueron fuente de riqueza y que habían marcado el devenir de los asentamientos poblacionales.

Había llegado el momento de hacerlo en Ourense y ya se estaba trabajando para que la urbe se mirase de nuevo en sus ríos, de forma destacada en el Miño. En abril de 1995, hace ahora tres décadas, se estaba con el movimiento de tierras en el margen derecho del cauce fluvial para construir el muro de contención, de 300 metros, entre los puentes romano y nuevo. El día 8 de dicho mes La Voz de Galicia daba cuenta de que uno de los arquitectos autores del proyecto, Josep Martorell, había estado en la ciudad para ver el desarrollo de las obras y se había reunido con el arquitecto municipal, Cándido Ortells, y los ingenieros de la Confederación Hidrográfica del Norte. El estudio autor del proyecto era el catalán MBM y junto a Martorell estaban en el mismo Oriol Bohigas y Alberto Puig Domenech. Tras la construcción del muro de contención estaba previsto sacar a concurso la segunda fase de las obras: incluiría paseos y áreas ajardinadas, además se estaba pendiente de la reestructuración del proyecto para aplicar sobre el terreno las actuaciones planteadas. Se fijaba en unos 305 millones de pesetas la futura licitación.

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También se anunciaba que se estaba a la espera de conocer, tras la Semana Santa, el informe geotécnico de la zona para valorar la construcción de la pasarela peatonal que comunicaría las dos orillas del río Miño en esta zona.

Al día siguiente, 9 de abril de 1995, se anunciaba la posibilidad de ampliar el plan de las riberas del río Miño con un proyecto que estaba llamado a ser único en su categoría y pionero en Galicia. El titular de la primera página de la edición de aquel día era más que elocuente: «El plan de las riberas del Miño puede ampliarse con un parque de atracciones». También se avanzaba cuál sería su emplazamiento idóneo al señalar que «La revisión del PGOU propone que se ubique en la desembocadura del río Loña».

 Escasez de zonas verdes

Los técnicos hacían una reflexión más que evidente en su memoria de revisión del PGOU: había un déficit endémico de espacios libres en la ciudad, en todos sus barrios. A mayores se indicaba que «existe un vacío fundamental, que es el gran parque urbano como centro de esparcimiento, recreo y ocio, en el que pueda recrearse un ambiente natural lo más perfecto y bello posible».

Ese espacio llamado a convertirse en el revulsivo de Ourense no era otro, los técnicos lo tenían claro, que las orillas del Miño por sus características naturales y su centralidad entre las zonas norte y sur de la ciudad. «En este sentido se está desarrollando y ejecutando en parte el plan especial de las riberas del río Miño, que este documento respeta y al que se le añade la propuesta de un parque de atracciones a desarrollar en la desembocadura del río Loña, además de las que ya están en desarrollo como centro de paseo al que podría añadirse un circuito de bicicletas, ya que éstas por seguridad deben ubicarse en recintos peatonales y no en los bordes de las carreteras».

Se destacaba que el proyecto sería pionero y modélico, al no existir un gran parque de estas características en Galicia. El espacio estaba perfectamente definido: «La ubicación que se propone es en la desembocadura del río Loña, junto al polígono Lagoas II, a ambas márgenes del Miño. Además de actuar en el triángulo delimitado por las carreteras de Monforte y Velle, el parque de atracciones ocupará también una isleta sobre el río y la orilla opuesta, entre los talleres de Renfe y el complejo deportivo de Oira». Una zona tendría carácter infantil —con juegos al aire libre— y en la orilla opuesta se centrarían las atracciones y los recintos dirigidos a la juventud. Se comunicarían ambas zonas a través de un puente de tres pilares y «tanto en la isleta como en la pequeña península que creó la nueva carretera de Monforte se mantendrán zonas boscosas».

La memoria del nuevo PGOU apostaba por crear parques en las zonas altas, manteniendo sus características naturales, y grandes lugares de referencia. Ya se habían avanzado propuestas como el parque urbano de Montealegre y el jardín botánico de Mariñamansa. Ahora se añadía otro para el castro de Oira.

9-4-1995

La memoria para la revisión del plan urbanístico incluía la propuesta de un gran parque de atracciones en Ourense, que sería único en Galicia.