Y llegó el verano al Pazo Paco Paz. Después de semanas y semanas de sufrimiento, el Club Ourense Baloncesto obtuvo una victoria de mérito (mucho) y firmó una permanencia que se puede antojar poco, pero que a la vista de la situación, está más que bien.
No era muy prometedora la noche ourensana con Marvin Ogunsipe con la cara como la de The Weekend en el vídeo de Blinding Lights, después de romperse la nariz en Alicante y con Aanen Moody con un atuendo veraniego color beige que apuntaba más a las vacaciones de fin de curso en Benalmádena que a jugar muchos más partidos antes de que se termine la temporada.
Sin embargo, el imprevisible COB de este año se vistió de rojo como el cantante canadiense y arrasó con un Palencia que llegaba con la vitola de favorito y terminó a merced de la exhibición colectiva de una plantilla tan tocada moralmente como necesitada de este triunfo. Una victoria que es más que un numerito en el casillero. Es la liberación y fin (en parte) de una segunda vuelta que si se recuerda será para ser comparada con algo todavía peor. Ayer, el conjunto de Moncho López se reivindicó, luchó y fue mejor que un Palencia que no mereció más. Los ourensanos, inferiores en número y físico, fueron los reyes de la pista con un notable debut de Barton y un recital de Brito que seguramente le sitúe entre los mejores de la jornada. Ahora, sin descanso, pero con la losa de lograr la permanencia a un lado, turno de buscar un fin de curso para disfrutar, reflexionar y pensar en el futuro.