Luis Gulín: «En Alemania era el extranjero español y, al llegar aquí, era el alemán»

Después de ocho años como responsable de Migraciones del PSOE ourensano, Luis Gulín Iglesias ha anunciado su jubilación de la política provincial. Fue una etapa de intenso trabajo en la que volcó todo su conocimiento para ayudar a los emigrantes retornados. Es un fenómeno que conoce muy bien porque él mismo nació en Hannover (Alemania) en el año 1967.

Sus padres se mudaron allí unos años antes en busca de trabajo y, tras pasar por diversas ocupaciones, les ofrecieron un puesto con alojamiento incluido en un invernadero. Allí fue donde Luis Gulín pasó buena parte de su infancia y juventud hasta que en el año 1986 decidió emprender el camino de vuelta para estudiar Derecho en Santiago de Compostela. Se vino antes incluso que sus padres, que regresaron definitivamente en 1988: «Yo tenía ese inquietud. España entraba en la Unión Europea y tenía la ilusión de conocer el país, mejorar mi castellano y también mi gallego».

De su vida en Alemania guarda excelentes recuerdos y aún conserva amigos de aquella etapa. Él había estudiado en dos sistemas escolares simultáneamente, el alemán y el español. Recuerda que le daban clase Francisco Carballo Cid y Anselmo López Carreira, hijo de Anselmo López Morais, con quienes se reencontró en Ourense. En cualquier caso, el cambio no fue sencillo. «Cuando llegué en el 86, el señor aquel, el caudillo, llevaba poco tiempo bajo tierra y yo notaba que la mentalidad que había era fastidiada. Yo tenía que entender que era visto como el alemán desde fuera. Lo aceptaba, pero es curioso que en Alemania era el extranjero español y, al llegar aquí, era el alemán», explica. Gulín recuerda con especial resquemor un comentario que le hizo un compañero cuando estaban comiendo y tocaban judías con patatas: «¡Esta será tu comida preferida!».

Pero, aún con todas las dificultades, decidió quedarse. En el año 2000, trabajando como agente de desarrollo local en Ribas de Sil, tuvo contacto con algunos socialistas destacados en Valdeorras como los alcaldes de O Barco y Petín, Alfredo García y Miguel Bautista, o el ya fallecido líder de UGT, José Paradelo. Decidió afiliarse al PSOE y dio un paso más en su implicación con el proyecto del partido al asumir la secretaria provincial de Migraciones. Pese a no ser un cargo remunerado, su dedicación su total: «Quería aportar mi granito de conocimiento a la causa socialista. Desde mi punto de vista, yo no debía estar ahí como un florero, para figurar. Si entras en una ejecutiva provincial adquieres un compromiso para intentar transformar en positivo la sociedad ourensana».

Su trabajo fue especialmente intenso con los emigrantes retornados —gallegos, pero también de otras comunidades— informándolos de sus derechos y ayudándolos personalmente y de forma altruista con las declaraciones de la renta o con los trámites para obtener pensiones, asistencia sanitaria o prestaciones por dependencia, por los que las gestorías cobran entre 300 y 500 euros. «Como soy muy germánico de formación, cada mes enviaba a la cúpula de la ejecutiva provincial un informe de gestión», subraya Gulín, que ahora quiere centrarse en cuidar de sí mismo, tras sufrir algún susto médico, y de sus padres, que ya pasan de los noventa. «Ocho años considero que es suficiente. La política a veces te envenena y yo estaba notando que ese veneno estaba dominándome», añade.

Sí seguirá, al menos hasta el fin del mandato, en el 2027, como concejal del PSOE en la oposición del Concello de Ribadavia. El partido no está pasando por su mejor momento allí y Luis Gulín confía en que pronto haya cambios: «En las últimas elecciones por poco nos chimpan al diputado provincial. Hay que trabajar mucho para que Ribadavia vuelva a ser socialista».

 

El auge de ultraderecha en Europa, un motivo de inquietud

Además de ayudar a los retornados, una de las grandes preocupaciones de Luis Gulín en su tarea como responsable del área en la dirección provincial del PSOE fue atender las necesidades de los inmigrantes que llegan a la provincia. Contribuyó, por ejemplo, a la reivindicación de la comunidad musulmana para cambiar la normativa de modo que puedan enterrar a sus muertos siguiendo sus propios ritos.

Gulín se muestra especialmente preocupado por el auge de la ultraderecha en toda Europa, también en Alemania. «Lo que hay que hacer es no criminalizar a la inmigración. La mayoría de los que están aquí en la provincia de Ourense se integran perfectamente bien y trabajan en cosas que no queremos los españoles, hay que reconocerlo», dice el exsecretario de Migraciones, que pone el ejemplo de los viñedos de O Ribeiro: «Si no hubiera senegaleses o gente de Mali o Venezuela, no podrían hacer la vendimia». Y añade: «Nosotros también fuimos inmigrantes y también tuvimos esa cruz encima. Si lees los periódicos de la época de los años sesenta y setenta en Alemania, también había problemas de convivencia, de ruido e incluso de delincuencia con los españoles».

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