Cáritas atendió en Ourense en el último año a un millar de personas más

Fina Ulloa
fina ulloa OURENSE / LA VOZ

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El problema de las personas sin hogar es cada vez más evidente en la ciudad
El problema de las personas sin hogar es cada vez más evidente en la ciudad R.N.

Alertan de que sigue aumentando la pobreza entre quienes tienen trabajo

20 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La presentación del balance de actividad del último año en Cáritas en Ourense comenzó con tono positivo. Tanto la directora de la entidad, María Tabarés, como el vicario episcopal, Ángel Feijóo Mirón, iniciaron su intervención repitiendo un mensaje: «Mientras hay personas, hay esperanza». Hicieron hincapié en el agradecimiento a quienes ayudan a la entidad a llevar adelante su labor; desde los voluntarios, que ceden su tiempo y su trabajo, a los socios, donantes y colaboradores que facilitan los recursos materiales para que se pueda prestar ayuda a través de diferentes programas.

Gracias a unos y otros, el año pasado la entidad pudo invertir más de 3,2 millones euros en el acompañamiento a 5.139 personas a través de Cáritas Diocesana y a otras 4.909 desde las 34 delegaciones parroquiales. La cifra supone que en el 2024 hubo un millar de personas más que en el año anterior que se vieron en dificultades tan serias que decidieron tocar a la puerta de esta oenegé. Esa fue una de las malas noticias del balance. Otra, que muchos de los que acuden son personas que están en activo, tienen trabajo pero sus ingresos son insuficientes para subsistir y asumir sus gastos corrientes. «Aunque subió el dato de empleo y esa es una buena noticia, la realidad es que eso no garantiza la cobertura de las necesidades. El coste de la vida empieza a ser insostenible para la mayoría de las familias», señaló María Tabarés. Recordó que las subidas del alquiler, los suministros básicos y la cesta de la compra superan con creces la de los salarios. De hecho, uno de los datos que destacan en el resumen es que para esos casos de emergencia, Cáritas destinó un 33 % más a la cobertura de necesidades básicas como la alimentación, ropa, medicación y suministros

Plazas residenciales llenas

Pero no todas las personas que llegan a la entidad solucionan sus dificultades con ese apoyo a los gastos del hogar. Muchos ni siquiera lo tienen y necesitan un lugar en el que cobijarse porque no consiguen optar a un alquiler por mínimo que sea. El pasado año Cáritas tuvo ocupados todos sus recursos residenciales al 100 %. La buena noticia es que de las 55 familias que estuvieron acogidas (con 89 adultos y 25 menores), 13 lograron terminar el año siendo completamente autónomas, encontrando trabajo y también un lugar en el que vivir.

Por el programa de acogida de la entidad, que incluye acciones de orientación, información, apoyo económico, empleo y formación pasaron 2.545 personas y otro de los datos positivos es que se consiguieron 127 inserciones laborales.

Más gente en el comedor social y problemas para los migrantes

Entre los datos de la memoria que destacaron los responsables de Cáritas están los del comedor social. El año pasado se ofrecieron 151.345 servicios a 1.197 personas. Los cambios que se perciben en el uso de este recurso preocupan en la entidad. Se sirven muchos más desayunos —y ese aumento no corresponde a los transeúntes, que reciben esa primera comida del día en el albergue municipal— y también ha subido el porcentaje de los que se quedan a consumir el menú en el comedor a mediodía. «Seguimos dando más táper que platos allí, pero se ha incrementado mucho la cifra de los que se quedan», relataba la directora de Cáritas. «En toda la historia del comedor nunca se había llegado a tener cuarenta personas comiendo físicamente allí en un servicio, como pasa ahora», dice. Para Tabarés ese es un indicio más de que se está cronificando la pobreza extrema. «Son personas que viven en la calle. O no tienen ningún tipo de refugio o es tan ínfimo que ni siquiera pueden llevarse la comida», reflexiona. Sobre la situación de este colectivo, alertó además de que se percibe un aumento de los problemas de salud mental y reclamó más recursos a las Administraciones públicas para ayudarles. Recordó que, sin esa atención sanitaria, es imposible intentar recuperar a esas personas para que salgan del círculo de la indigencia. Aún así, la entidad consiguió que de las 27 que estuvieron en su centro de transición para la vida autónoma el año pasado, 21 lograran el objetivo de salir de la calle, 17 se insertaran laboralmente y otros 19 estén en cursos de formación ocupacional.

Desde Cáritas también reclaman a las administraciones más agilidad en los trámites burocráticos para regularizar la situación de los migrantes. «Estamos pidiéndoles que durante dos años que pueden llegar a retrasarse los procesos, aguanten como sea y no trabajen ni siquiera en negro», apuntó.