
Javier Bolaño inaugura Casa Gastrobar O Lobo, un proyecto que lo acompaña desde la infancia
05 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado viernes abrió sus puertas Casa Gastrobar O Lobo, un nuevo restaurante en Ourense que no solo promete buena comida, sino que encierra detrás una historia de esfuerzo, pasión y convicción. El impulsor del proyecto es Javier Bolaño, un joven cocinero de 28 años que ha logrado convertir en realidad el deseo que lo acompaña desde la infancia. «Mi sueño siempre fue ser cocinero y montar mi propio restaurante. Cuando era pequeño pedía una cocina a los Reyes Magos o andaba en la huerta colocando los pimientos o los tomates», recuerda Javier.
Ahora, ese sueño se materializa en el número 27 de la calle Ramón Puga, donde ha abierto un local amplio que ya está dividido en dos ambientes: «Una zona de comedor de carta, con mantelería; y otra zona con menú del día con comida tradicional con un toque moderno. El objetivo es que la gente no pase hambre, que vengan y coman bien».
A pesar del contexto complicado para emprender en hostelería, Javier decidió apostar por su proyecto sin titubeos. «Nunca es el momento perfecto para lanzarse a la aventura porque ahora mismo está muy difícil todo, pero siempre me enseñaron que hay que luchar por las cosas y más cuando se trata de trabajar de lo que realmente te gusta. Quien no arriesga no gana», afirma con convicción.
La carta del restaurante nació casi de un tirón. «Para diseñarla me senté un día y en cinco minutos ya la tenía lista, aunque vaya añadiendo cosas con el paso del tiempo. Tenía tantas ideas en la cabeza que fue rápido», cuenta. Entre esas propuestas destacan platos como las carrilleras, el bacalao a la portuguesa y, sobre todo, unas croquetas caseras que prometen convertirse en el sello de la casa. «El plato estrella creo que serán las croquetas caseras, que las hago yo», asegura.
Casa Gastrobar O Lobo ya es una realidad y, más que un nuevo restaurante, representa una apuesta por la cocina honesta, con raíces y sabor, que busca ganarse un hueco en el paladar —y en el corazón— de todos los que quieran probar nuevos sabores.