Avelina no puede llegar a casa de Ourense con su silla de ruedas por los cambios en el bus urbano: «Dicen que soy un caso aislado»

Miguel Ascón Belver
Miguel Ascón OURENSE

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Vecina de O Vinteún, los cambios en las líneas dificultan la movilidad de Avelina Rodríguez.
Vecina de O Vinteún, los cambios en las líneas dificultan la movilidad de Avelina Rodríguez. MIGUEL VILLAR

Vecina de O Vinteún, reclama una solución al Concello ourensano, pero dice que no atienden sus quejas

19 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

María Avelina Rodríguez vive en el número 29 de la calle Río Sil, en el barrio de O Vinteún. Se mueve en silla de ruedas y usa a diario el autobús urbano. Hasta ahora no había problemas porque utilizaba la parada situada en Santa Teresita, pero el nuevo mapa de líneas obvia esa zona, al menos hasta que terminen las obras de reforma integral que se están ejecutando en la calle Alejandro Pedrosa. Ahora tiene dos opciones, o bajarse en la calle Río Limia y cruzar el parque, si consigue que alguien la ayude a bajar el bordillo, o que alguien la empuje por Río Avia. Es una cuesta muy empinada y, aunque su silla está motorizada, no tiene potencia suficiente para subir por allí.

Rodríguez asegura que la engañaron porque el lunes llamó tanto al Concello como a Avanza para preguntar cómo le afectaría la implantación del nuevo mapa de líneas y en ambos casos le dijeron que el bus seguiría parando en Santa Teresita. Sin embargo, no fue así y el martes se encontró de sopetón con la situación. Llamó de nuevo ayer y, según afirma, un funcionario le explicó que no había nada que hacer. «Dicen que es un servicio público y que yo soy un caso aislado, literalmente. Sabes lo que es que te digan una cosa así. Es totalmente discriminatorio», lamenta la mujer, que urge medidas que garanticen su movilidad. «Alguna solución tendrán que ofrecerme, aunque sea un guardia que me empuje», proclama la ourensana, que critica la actitud de la Administración. «Dicen que el problema no lo tiene el Ayuntamiento, que lo tengo yo porque no constituyo un colectivo. Me puedo morir mañana y se la trae al pairo porque soy un caso aislado», se queja Avelina Rodríguez, que no es la primera vez que tiene que sufrir las consecuencias de un servicio de transporte deficiente.

La semana pasada, según cuenta, estuvo cincuenta minutos «encerrada» en un autobús, esperando a los mecánicos que debían reparar la plataforma mecánica que ayuda a bajar del vehículo a las personas en silla de ruedas. «Es todo lamentable», resume la mujer.