El Arenteiro recupera un punto en un partido gris ante el Barakaldo (1-1)

El CD Arenteiro inició con un empate (1-1) frente al Barakaldo un mes en el que jugará tres partidos en casa. Los carballiñeses tenían la misión de convertir Espiñedo en un fortín y de momento, apenas lograron rescatar un punto, cuando los vascos los tenían contra las cuerdas.

La contienda comenzó con un equipo vasco más sólido en la parcela ancha, aunque los locales comenzaron a mostrar que tenían un arma válida por el flanco diestro, donde Martín Ochoa gozaba de su primera titularidad. Un centro del atacante cedido por el Dépor lo remató mal Víctor Mingo.

Cuando el riojano se asociaba con David Ferreiro parecía posible inquietar y de una estrategia en ese perfil nació otro remate del goleador Mingo, que esta vez tiró al cuerpo de Ispizua. Aún así, eran los hombres de Imanol De la Sota los que crecían con el control del esférico y el déficit de su falta de chispa en los últimos metros. Un libre directo de Valiño, que se marchó por arriba, fue su única opción seria.

Ochoa volvió a cortar mantequilla por su pasillo y su centro lo enganchó en semifallo Mingo, por lo que le salió mordida e Ispizua tuvo que volar para desviar el esférico. El choque languideció hasta la pausa con los forasteros sin encontrar a Valiño y al experimentado Sabin Merino. A los discípulos de Jesús Arribas, en cambio, la portería enemiga le quedaba demasiado lejos y solo apelaron a intentos lejanos.

El entrenador madrileño no cambió de piezas y, aunque Naveira tuvo la mejor oportunidad visitante al remate de una estrategia a la vuelta del vestuario, el Arenteiro comenzó a presionar más. Primero reclamó penalti por derribo de Dufur a Ferreiro, que el árbitro no concedió tras la revisión. Era el rechace de una buena parada de Ispizua, quien dejó sin espacio a Mingo. Ochoa seguía siendo punzante en sus acciones y definió mal. La lesión del visitante Mandiang precipitó el carrusel de cambios y los de casa salieron perdiendo, sobre todo tras el adiós de Jordan y el omnipresente Ochoa en su carril diestro. Empujaba más el Baraka y en el minuto 79 llegó su gol. Una buena descarga de Aitor Galarza a Erik Pérez, que cruzó al fondo de la red. Naveira pudo hurgar en la herida poco después, pero apareció la magia.

Ferreiro colgó con música un lanzamiento de falta lateral y sobrevoló el área un Víctor Mingo que cabeceó impecable a gol. Profesional del área. Restaban 5 minutos, estirados con 10 más. Los de casa quisieron y no pudieron. Hasta se llevaron un susto, en el chut desviado de San Bartolomé. Bueno fue el empate.

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