El Arenteiro se sacude el farolillo rojo con su victoria frente al Talavera (1-0)

Un gol siempre es una alegría. Y, si es después de casi tres meses sin ganar y más de dos sin marcar en Espiñedo, podemos comprender que la diana de Víctor Mingo sirvió para mucho más que sellar triunfo del Arenteiro sobre el Talavera de la Reina. Soltó de paso el farolillo rojo y respiró hondo, por mucho que el próximo martes los carballiñeses tengan que volver a esforzarse para picar piedra como penúltimos clasificados. Es una carrera de resistencia, en la que el primer paso ha sido muy valioso: 1-0.

La presión alta ordenada por Alejandro Sandroni en el conjunto visitante asfixió de salida a un cuadro local que poco a poco fue sacudiéndose ese agobio, durante el cual David Cuenca fue el primero en intentar un chut que se le escapó alto. A renglón seguido, un viejo conocido de la afición ourensana como Gonzalo Di Renzo estuvo a punto de abrir la cuenta al cuarto de hora. Ahí se agotó prácticamente el caudal atacante de los manchegos, que comenzaron a necesitar los servicios de su meta —un espléndido Jaime González—, que sacó abajo el remate de Mingo, después de una buena entrega del lateral zurdo Diego Moreno. Desde el otro flanco le centró también Ferreiro poco después y el cabezazo picado del ariete lo bloqueó de nuevo el arquero.

Alpha, que había sustituido al lesionado Jordan, ganó la línea de fondo más tarde para que en esa ocasión Mingo rematara más forzado, por el acoso de Sergi Molina. Eran los mejores momentos de un anfitrión que volvió a colgar a la olla para que el espigado Adilson tampoco atinara con su testarazo. En el alargue de cuatro minutos, aún se registró otra oportuna acción de Jaime lanzándose a los pies de un Mingo que buscaba el pase en profundidad ante una defensa superada.

Desde el banquillo forastero aceleraron los cambios, en busca de pulmones para paliar el esfuerzo intersemanal en la Copa del Rey, cuando apearon al Málaga. Sandroni dio entrada a Stiepovich y Arturo, incentivando nuevamente la presión de sus hombres. El Arenteiro aguantó bien ese asedio y comenzó a mover de nuevo sus fichas. Una llegada de Alpha a la línea de fondo termina en envío a Adilson, que remató fuera. Los blanquiazules la replicaron con un centro de Cuenca que cabeceó Montero sin puntería.

En el próximo cambio de aires de la contienda, los de verde sacaron partido, primero avisó Bastida a un atento Jaime, en otra acción profunda de Alpha. Y, por fin, el 1-0. La zaga de Talavera le dio la espalda a un balón para falta disparar Cuéllar. Mingo le brindó la línea de pase al internacional boliviano, que reaccionó de inmediato y le dio el cuero al madrileño, que cruzó a la red salvando la pose del sorprendido Jaime. Su entrenador debut lo calificó como «error de infantiles» y la afición de casa lo celebró como si fuera realmente una victoria.

Los anfitriones no dudaron. Se defendieron bien y apenas sufrieron, por mucho que Aleix Roig hiciera trabajar a Alvín, en una jugada en la que el recién ascendido pidió penalti por mano de Lohr, que la tenía pegada. Por último, el propio cancerbero sacó con ayuda del travesaño el malicioso disparo colgado de Isaiah. Alivio generalizado en Espiñedo.

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