Cuenta un vecino de Andrés Alonso que este vecino de A Mezquita de 70 años «é o mellor gandeiro que coñeceu nunca». Y ha conocido muchos. Porque le basta mirar a sus vacas para saber cuándo van a parir o cómo va a reaccionar a un cambio: «Son cincuenta anos adicándome a isto —dice Andrés— Collín a explotación dos meus pais cando tiña vinte años, ao volver de facer a mili en Gerona». A lo de esos años, «con máis traballo do que me gustaría», fue dando un giro a su explotación hasta tener unas 80 vacas de raza rubia gallega, la misma que despertó el interés de Henry Cavill, Superman. «O primeiro maquinillo merqueino a un interés do 22%», recuerda con nostalgia. Hace unos años se jubiló y, aunque le dio un tiempo a su sobrino para que pensara en coger el relevo de la granja ,no fue capaz de convencerlo: «Son solteiro e comenteillo, pero atopou un traballo e non se decidiu», cuenta.
Poco a poco fue deshaciéndose de sus vacas, un rebaño que pastaba en las fincas de A Canda, un pueblo que limita con Zamora. «Quedeime con sete ou oito porque senón tamén te aburres, pero agora vanme operar e xa non podo continuar con elas», explica con pena. Deshacerse de sus vacas le da pesar, lo mismo que le pesa que nadie explote el cebadero que levantó con tanto esfuerzo. Sobre todo ahora que «nunca se pagou tan ben o vacún. Pero é o que hai. Os mozos prefiren ter un salario fixo ao fin do mes, ter libres as fins de semana...».
Dice un ganadero del interior de Ourense que en este momento, en el sector del vacuno de carne no hay razón para que los jóvenes no vean ahí una oportunidad. El problema «é que veñen os do mes de agosto e métenlles páxaros na cabeza e prefiren adicarse a outra cousa».
«Nunca se pagou tan ben o vacún de carne como agora, pero os mozos prefiren un salario fixo»