Tres incendios del 2021 en Chandrexa, un municipio muy castigado por los fuegos, llevan al banquillo a un sexagenario al que señalaron los agentes forestales
CHANDREXA DE QUEIXA
Los fuegos tuvieron lugar en octubre del 2019 y el sospechoso negó ante la jueza haberlos provocado
07 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El que afectó al municipio de Chandrexa de Queixa ha sido este verano uno de los peores incendios forestales del año. Durante días los vecinos lucharon para frenar las llamas en una zona que lleva años castigada por los fuegos forestales. Algunos de ellos no fueron tan graves como los que se registraron el pasado agosto, pero no por ello dejaron de ser investigados.
Esto fue lo que ocurrió con los focos que se registraron en el mes de octubre del 2021 en la aldea de Requeixo. El día 14 se declaró un pequeño fuego que calcinó una escasa superficie, pero los agentes ambientales, —funcionarios encargados de la vigilancia y protección del monte—, sospecharon que se trataba de una acción provocada y tomaron medidas. «Nos pareció que en aquel foco el autor no había obtenido el objetivo que esperaba y decidimos orientar las cámaras hacia la zona en la que había actuado, por si regresaba», explicó uno de los funcionarios en alusión a las cámaras de vigilancia fijas que están repartidas por el rural gallego en las torres de Retegal.
Sus sospechas se cumplieron. El 19 pudieron ver a un individuo que se acercaba a la misma zona y se agachaba, empezando enseguida el fuego. Plantó tres focos que no avanzaron demasiado porque los medios de extinción llegaron enseguida. «Lo que pensamos es que el autor tenía intención de eliminar refugios para la fauna silvestre», detalló en la vista uno de los agentes. En las cámaras no se veía con claridad al sospechoso, ni siquiera podía discriminarse si era hombre o mujer, pero las averiguaciones que hicieron en los días posteriores señalaron a un sospechoso. Los funcionarios siguieron observando y comprobaron que un vecino de la aldea, en la que residen diez personas, salía con el ganado y lo dejaba en una finca próxima al lugar del fuego. Todos los días observaron a la misma persona, con idéntica rutina, y tras comprobar los crotales de las vacas llegaron hasta el hombre que este jueves se sentó en el banquillo de acusados.
Un caso sin pruebas
Al sospechoso, de 64 años, se le atribuye un delito de incendio forestal por el que se reclaman tres años de cárcel, pero él niega la mayor. Contestando solo a las preguntas de su abogado, descartó haber sido el autor y dijo que en su aldea todos los vecinos se ayudan con las tareas, incluido el traslado de ganado, cuando es necesario. Recordó que en el pueblo volvió a arder el monte el pasado verano y que él ayudó a apagarlo, llegando a salir por ello en algún canal de televisión. «Estos delitos provocan gran alarma social, pero en este caso la investigación ha sido de poca calidad y se ha acusado a una persona sin pruebas», dijo su letrado, que pide la absolución.