
No necesita teléfono pero recibe y hace llamadas, geolocaliza y envía alertas
13 abr 2025 . Actualizado a las 16:37 h.El pasado mes de febrero ocho vecinos del concello ourensano de Coles aceptaban probar un nuevo sistema de asistencia digital y pasaban por la casa consistorial para recoger el reloj que sustenta el servicio y del que no se han separado desde entonces. «Nin me separarei», asegura Antonio Paulo Gonzalves. Él tiene 77 años, reside con su mujer y aún cuida de algunas fincas y maneja el tractor, pero entre los seleccionados hay distintos perfiles. «Dixéronnos que cando remate a proba, que é ata mediados de ano, podíamos quedar con reloxo se queremos, e eu dende logo quero. Isto é unha auténtica marabilla que pode salvar incluso vidas», valora.
En la empresa Dectechnologies, diseñadora del producto, dicen que se sentirían orgullosos si eso se produce, pero su intención es que sirva no solo para emergencias sino para mejorar la calidad de vida de los mayores en su día a día. Hace dos años que el departamento de Salud Digital de la firma trabaja casi en exclusiva en crear tecnología para ayudar a ese segmento de la población.
«Nuestro objetivo es eliminar la idea de que cuando comenzamos a ponernos frágiles solo hay una opción: ir a una residencia. Creemos que hay que cambiar el paradigma» dice Carmen Silva García, directora del departamento que desarrolló el proyecto. «Nuestro foco está en crear herramientas tecnológicas para que las personas mayores puedan quedarse el mayor tiempo posible en su casa sintiéndose protegidas, y también aportar seguridad a los hijos que muchas veces están lejos y viven en permanente incertidumbre», añade.
El reloj que soporta el servicio tiene poco que ver con un sistema de teleasistencia convencional. Su primera diferencia es que no requiere de un terminal telefónico, ni fijo ni móvil, para funcionar. Ni siquiera es necesario tener internet en casa. Es completamente autónomo, no tiene ningún botón y funciona tanto en interiores como en exterior para mantener permanentemente geolocalizado a su usuario esté donde esté. «Non podes dicir que estás na casa se estás xogando a partida no bar. É o único malo», bromea Antonio. Aunque en la empresa aclaran que es el usuario quien decide y tiene que autorizar personalmente los datos que puede ofrecer su aparato y a quien. No hay dos relojes iguales. La empresa personaliza cada uno antes de entregarlo.
El aparato tiene un sensor de caídas que envía una alerta inmediata a la central del servicio y también avisa al familiar o cuidador de referencia. «O outro día chamoume a miña filla para saber que me pasara. Eu tropezara e o reloxo avisouna que case caera. É capaz de diferenciar esas cousas», dice un más que asombrado Antonio. Si la caída hubiese ocurrido también escucharía la voz del personal sanitario que atiende la centralita del servicio para asegurarse de su estado y enviar la ayuda necesaria, algo que también se activa si la persona no responde.
Y ahí entra en juego otra de las singularidades de este sistema: no es necesario que el operario pulse nada para «descolgar» la llamada de los controladores o de los hijos. Quien llama escucha tres pitidos de establecimiento de la comunicación y de inmediato puede empezar a hablar porque el portador del reloj le escuchará sin necesidad de tocar nada. «Para mí es importante saber que mi madre me va a oír y voy a poder comunicarme con ella aún en un episodio de desorientación, porque no tiene que acordarse de hacer nada para descolgar y no puede rechazar la llamada tocando algo sin querer», explica Carmen Silva.
Pero esto no es todo. La pantalla del reloj, que normalmente solo indica la hora (con números digitales bien visibles) vibra cinco veces al día para que el usuario mire hacia ella y mostrarle un vaso de agua. «Según nos hacemos mayores perdemos la sensación de sed y la deshidratación es un problema serio en estas edades, por eso se decidió incluir ese recordatorio para que beban», cuenta. La misma vibración avisa de la toma de medicamentos y la pantalla indica el nombre del que toca según el momento del día.
No terminan ahí las prestaciones. El sistema está asociado a una aplicación en la que el familiar, el cuidador —o el propio usuario, si se maneja con este tipo de herramientas— puede establecer alertas para no olvidar visitas a médicos u otras gestiones. Además, si la persona tiene patologías crónicas que conlleven controles de glucosa, tensión o de oximetría periférica (el nivel de oxígeno en sangre) el reloj se sincroniza con los distintos aparatos a través de Bluetooth para captar las mediciones y enviarlas en tiempo real a las personas de referencia, lo que permite alertar de alteraciones.
«Obviamente se necesitan aparatos que tengan el sistema de emparejamiento, por eso tenemos un protocolo con Roche que nos los facilita idénticos a los analógicos para no complicar su uso al mayor. Ellos no tienen que hacer nada distinto pero yo recibo un mensaje en mi móvil si la glucemia de mi madre no está bien», cuenta Carmen Silva. El sistema también es capaz de captar y enviar datos de peso, temperatura y frecuencia cardíaca del usuario. «Isto é unha tranquilidade para nós e para os nosos fillos», confirma Antonio Paulo.
«En Coles los mayores están más en la calle que en Lisboa»
La empresa estrenó el sistema en Portugal, donde ya superan el millar de usuarios operativos. Lo que ahora están haciendo en Galicia es lo que denominan «prueba de concepto», que cuenta con financiación de la Unión Europea. Las conclusiones a las que lleguen cuando analicen los datos obtenidos de estos ocho vecinos se presentarán en el congreso que la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría y el grupo de investigación sobre longevidad de la Universidade de Vigo celebrarán a finales de mayo en Ourense. Pero también les servirán para definir el modelo estándar de reloj que se comercializará en Galicia con los parámetros genéricos.
«Hay variaciones, diferencias según la zona geográfica. Nosotros hemos comprobado, por ejemplo, que en Coles los mayores están más en la calle que en la región de Lisboa. La movilidad en Galicia es diferente que en Portugal, así que lo que estamos haciendo es variar la sensibilidad a la caída», explica Carmen Silva, que apunta que una vez fijado el estándar, se ajusta para adaptarlo a cada usuario en el proceso de personalización.
Dectechnologies eligió Ourense porque las circunstancias del territorio encajan con el público que más podría beneficiarse del sistema. Por un lado está su alto nivel de envejecimiento —más de un tercio de su población supera los 65 años—, por otro su dispersión poblacional en núcleos muy pequeños, con muy pocos vecinos y escasos recursos para darles servicio. A todo eso se suma la emigración, que alejó a los descendientes reduciendo la red de apoyo de los mayores.
La empresa prevé tener el modelo gallego listo este verano. Al igual que en Portugal, el servicio tendrá una cuota fija mensual al margen de las aplicaciones que se utilicen. Puede sumarse, eso sí, un programa complementario de apoyo a la soledad que atienden profesionales de la psicología y que tiene un coste aparte.