Empezó vendiendo bebidas por las fiestas de los pueblos en Entrimo y acabó dedicándose a la hostelería en la capital

ENTRIMO

Wenceslao Vasconcelos abrió su primer bar en el concello que le vio nacer pero lleva desde 1998 regentando uno en A Carballeira
24 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Wenceslao Vasconcelos nació en 1968 en Francia, a donde emigraron sus padres. Estos, sus progenitores, un portugués y una ourensana natural de Lobios, se conocieron en el país galo. Siendo todavía un niño, Wences, como le conoce todo el mundo, se mudó con su familia a Entrimo. Cuando le tocó decidir a qué dedicarse probó en la construcción pero su carácter, alegre y sociable, y su predisposición lo llevaron a acabar en la hostelería. «Cuando era todavía un chaval, cogía una cuba la llenaba de barras de hielo y bebidas y me iba por las fiestas de los pueblos a venderlas en una mesa», recuerda. Todo empezó así. A raíz de eso abrió su propio bar en Entrimo. Lo llamó Wences, como él. «Y después de tres años allí me vine para Ourense, concretamente para A Carballeira, donde abrí el Wences 2», afirma. Este local lo puso en marcha en 1998 por lo que conoce perfectamente el barrio ourensano. Tras 25 años viviendo y trabajando en él, a Wences no se le escapa ningún vecino. «Estoy muy contento con la gente del barrio y con el tipo de trabajo que escogí. Aquí trabajamos para ofrecer un servicio, el mejor que podemos, a todo aquel que entra», dice el hostelero.
El Wences 2 es conocido por su oferta de pinchos. Está lleno por la mañana y por la tarde porque es uno de los bares más grandes de A Carballeira, pero lo que triunfa a diario es la comida que hay dentro del expositor que tiene en la barra. Bollitos salados, calentitos y recién hechos lucen en las vitrinas de este bar cada mañana. «Lo que más sale son nuestras empanadillas caseras y también las tortillas. Hacemos la clásica y una rellena de jamón y queso», explica el dueño del local.
Abren a las siete de la mañana todos los días del año y luego están trabajando hasta el cierre, por la noche. «Es un local familiar y de ambiente tranquilo. Servimos a los abuelos, a los hijos y a los nietos», dice Wences. Y con cada consumición, ponen pincho.