La alcaldesa de Larouco: «Tiven medo de traer o virus ao concello»

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

LAROUCO

LOLITA VÁZQUEZ

Patricia Lamela trabaja como sanitaria en el hospital comarcal del Bierzo

14 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Dábame moita pena que Larouco morrera», dice Patricia Lamela (Larouco, 1980) sobre su motivación para presentarse a la alcaldía. Ya había sido concejala por el PP en el pasado, pero se había desvinculado. En el 2015 se lo ofrecieron y dijo que no, pero en el 2019 lo tuvo claro. «Dinme conta de que xa non me quedaban amigos vivindo na vila, que marcharan todos. E vía que Larouco morría», señala. Dio el paso y consiguió el bastón de mando de un concello que tiene 417 habitantes, aunque Lamela apunta que la cifra actual es de 446. «Cando empecei había 426 persoas censadas; á xente hai que explicarlle que é bo para o concello que estean empadroadas, e eu estou orgullosa dos meus veciños pola súa implicación», dice.

Reconoce que todavía le estaba cogiendo el pulso al cargo cuando llegó la pandemia que lo cambió todo. «O coronavirus rompeu os esquemas de todo», dice. Y puso la vida de todos patas arriba. Más, si cabe, la suya, que tenía que lidiar con dos frentes: como alcaldesa y como sanitaria. Dos ocupaciones que le llenan todo el tiempo y que la tienen, además, danzando entre dos comunidades, ya que trabaja como auxiliar de enfermería en el Hospital del Bierzo (León).

Ahora, con la tercera ola en retroceso, está más tranquila. Pero la situación hace un año era muy distinta. «Aquí a xente é moi maior e colleu moito medo. Saír da casa para vir ao concello e ver todo pechado... e á xente nas portas con medo, foi duro», relata. Eso sí, Larouco consiguió evitar el envite del coronavirus durante muchos meses. Hasta octubre no tuvieron su primer caso. No solo mandaba desde el despacho de alcaldía, sino que también ejerce de voluntaria de Protección Civil. Y le tocó hacer kilómetros. «Repartimos máscaras porta por porta, casa por casa, ata catro veces. E tamén lle preguntabamos á xente se precisaba algo, como que lle leváramos a compra ou a medicación», relata.

Como alcaldesa le toca estar siempre atenta a los datos, a la situación no solo de su localidad, sino también de la comarca (ante la posible transmisión) y de la provincia, por la presión asistencial. Y como sanitaria, se mantiene atenta a las cifras de León. «El Bierzo sempre estivo peor; así que durante meses tiven o medo de traer o virus para aquí. Era unha responsabilidade. Afortunadamente, tomando as medidas e por casualidades, tiven a sorte de non contaxiarme».

Asegura que se cuidó mucho, y que estaba en una buena situación. «En marzo, cando comezou todo, tiña a sorte de estar na farmacia do hospital; así que me permitía o luxo de poder saír. Se estivera en urxencias, como levo desde xullo, entón tería pechado», relata. Ahora, en su puesto, hay jornadas en las que trata directamente con pacientes covid. «Pero agora hai menos incidencia e estamos máis preparados, con EPIs», dice. Recuerda, en este sentido, que hace un año le daban dos mascarillas quirúrgicas para pasar la semana. Ahora ya no se escatima con el material.

Vacunada dice estar más relajada. «Eu as medidas tómoas igual, pero síntome máis segura», relata. Tiene cierto temor a que la gente venga de otras comunidades (a pesar de estar prohibido porque todas están cerradas perimetralmente). «Eu entendo que a xente queira moverse, porque todos estamos cansados; pero a concellos onde hai xente tan maior, non debería vir, por responsabilidade coas persoas que veñen ver ou, se non teñen familia, cos seus veciños». Ella que cruza casi a diario a León, asegura que la presión policial debería ser otra. «Hai moi poucos controis. Ao principio si pero agora xa fai tempo que non; vexo moi laxo o de pasar. Do verán para aquí, as veces que me pararon nos túneles da Barosa foron demasiado poucas para o meu gusto», relata. Porque aunque ella tenía justificación para su cambio de comunidad, cualquiera que no la tuviera podría pasar sin impedimento alguno.