Vino valdeorrés

Fina Ulloa
Fina Ulloa RECANTO

O BARCO DE VALDEORRAS

17 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Terminó una nueva edición de la Feira do Viño de Valdeorras y lo hizo, como no podía ser de otra forma, con éxito: éxito de público y de ventas entre quienes se acercaron al recinto oficial -dicen que las cifras son de récord-, y sobre todo, éxito de los viticultores y bodegueros que siguen superándose año tras año para mejorar las elaboraciones y presentar cada vez vinos más singulares y diferenciados. Ojalá todas esas buenas sensaciones, que por otro lado llevan años produciéndose, se trasladen de una vez por todas al mercado. Porque la realidad sigue siendo tozuda y sigue costando que los vinos de la D.O. Valdeorras compartan en plano de igualdad con otros a los que nada tienen que envidiar -más bien al contrario- las cartas de los restaurantes más allá de las fronteras gallegas. Se ha mejorado, sin duda. Y cada vez son más los sumilleres y hosteleros que conocen las referencias salidas de este rincón de la provincia ourensana. Los que entienden de vinos los valoran como merecen, pero el negocio es el negocio y su argumento es que compran poco -o que compraron y dejaron de hacerlo-, porque para el gran público son aún desconocidos y no tienen la salida de otros. La recomendación del alcalde de O Barco, que en la jornada inaugural animaba a los presentes a pedir vino valdeorrés cuando salgan fuera es, sin duda, buena; pero mucho me temo que insuficiente para generar la masa crítica necesaria que de verdad haga que el mercado vuelva sus ojos hacia los caldos de esta comarca. Quizá habría que analizar qué falla en la estrategia de márketing que se está siguiendo y que, a todas luces, no está logrando el posicionamiento merecido.