La desescalada comenzó con café y reencuentros

Pablo Varela, Luis Manuel Rodríguez, Maite Rodríguez, Javier G. Sobrado y María Cobas OURENSE

O CARBALLIÑO

Santi M. Amil

El fin de las restricciones más duras y la posibilidad de reunirse con no convivientes animó la reapertura de la hostelería a lo largo y ancho de la provincia

27 feb 2021 . Actualizado a las 13:10 h.

Viernes. Primer día de la desescalada -salvo en Gomesende, A Peroxa y Xunqueira de Espadanedo-. Reapertura de la hostelería y fin a la prohibición de reunirse con no convivientes. Había ganas de verse, de contarse a la cara cómo está yendo un febrero que se acaba y que nos tuvo metidos en casa, así que el lugar elegido fue la terraza de un bar. Ya desde primera hora (y para entonces el frío o la niebla, cuando no los dos juntos, todavía lo inundaban todo) había gente en los veladores; y el ambiente fue subiendo según el mercurio se acercaba a unos primaverales 20 grados. La imagen era similar en toda la provincia. De punta a punta, la gente salió a la calle para ver a sus vecinos y apoyar con su presencia la vuelta del sector de la hostelería al trabajo.

En el Ollo Ledo de Ourense
En el Ollo Ledo de Ourense P. V.

Ourense

Reencuentros. Las calles de Ourense resucitaron ayer a primera hora a la vez que se desperezaban los bares. Quizá no hubiese mejor excusa que un café para un reencuentro, y a eso se agarraron una pandilla de tres amigas que, después de dos meses sin verse, habían quedado en la terraza de La Coruñesa. Mientras, en la plaza de las Mercedes, Pepe leía el periódico en la terraza del Ollo Ledo mientras su hijo Xosé, el propietario, atendía un par de mesas en el exterior. «Atopamos sorrisos e unha sensación de alegría. O inicio foi bastante tranquilo, pero vemos que a xente opta máis por consumir fóra», dice el segundo.

O Carballiño

Paseos diurnos y terraceo. El déficit de vitamina D es evidente en estas fechas de pandemia y los carballiñeses no tardaron en aprovechar el sol matutino, en plena reapertura de la hostelería. Las terrazas triunfaron claramente sobre las mesas de interior y más de un habitante de la villa disfrutó de largos paseos por las calles más céntricas. Fue un ambiente que también se notó en el comercio local.

Ambiente de terraceo en O Barco de Valdeorras
Ambiente de terraceo en O Barco de Valdeorras LOLITA VÁZQUEZ

O Barco

Mucha nueva vida al Malecón. Como siempre que sale el sol, el Malecón se convirtió en el lugar elegido por los barquenses para tomar café primero y el vermú después en el regreso de la hostelería. Por momentos hasta resultaba complicado encontrar un hueco en una terraza determinada, con mucho ambiente en la zona y los aforos al 50 %. Dentro, aunque también abren los locales al 30 % en el interior, nadie o casi nadie, como siempre que sale el sol. Y en la cara de los camareros, la alegría de una vuelta al trabajo con un día que prometía. «Muy bien, está yendo muy bien», era la respuesta repetida por todos.

Los verineses se desquitaron del no entroido aprovechando las nuevas medidas
Los verineses se desquitaron del no entroido aprovechando las nuevas medidas Santi M. Amil

Verín

Concentración en la plaza García Barbón. La sombra caída sobre muchas de las estrechas calles de Verín empujó a los vecinos a saludar a las nuevas medidas desde un lugar a cielo abierto. La praza de García Barbón lucía soleada y repleta de gente la mañana de ayer. Desde el más joven al más mayor y de cuatro en cuatro. Las terrazas de uno de los lugares más concurridos de la villa dieron muestras de las muchas ganas que los verineses tienen de desquitarse tras haber perdido su etapa más festiva del año.

Pocos se animaron a aprovechar la reapertura del interior de los locales en Xinzo
Pocos se animaron a aprovechar la reapertura del interior de los locales en Xinzo Santi M. Amil

Xinzo

El sol acompaña la reapertura limiana. Tanto supone la vuelta de la hostelería en Xinzo, que ayer hasta dos bares de la plaza Mayor de la villa reabrieron sus puertas tras una etapa de restricciones sin actividad. Los limianos disfrutaron del sol y aprovecharon el clima primaveral sentados en su plaza Mayor, ante un café con leche y con dos grandes motivaciones: La de alegrar un poco el día, y la de echar una mano a los hosteleros que, a partir de ayer y desde sus terrazas, pudieron volver a respirar.

Ambiente de terraceo en A Rúa de Valdeorras
Ambiente de terraceo en A Rúa de Valdeorras Lolita Vázquez

A Rúa

Volver a ver a los amigos. El ambiente a las once de la mañana en las terrazas de A Rúa era más tímido, aunque también había mesas ocupadas. En cada una, siempre varias personas. Con el fin de la prohibición de reunirse con no convivientes, volvían los cafés entre amigos. Conversaciones y risas dibujaban un escenario muy distinto a los de las últimas semanas, cuando solo podía conseguirse un café para llevar y había que buscar un resguardo en la calle para tomarlo en solitario.

Celanova

Solo terrazas pero buen ambiente. La afluencia de gente en las calles de Celanova tuvo un incremento notable este viernes. La alegría era perceptible en las terrazas, con los encuentros entre amistades, pero también se notó el movimiento en el comercio.

Marcos Aparicio celebró la reapertura de la hostelería
Marcos Aparicio celebró la reapertura de la hostelería P. V.

«Era importantísima a volta da hostalería, porque move a moita xente e tamén a outros negocios»

Marcos Aparicio, propietario de un establecimiento en la rúa das Burgas, en la ciudad, regresó ayer en solitario al bar Cervantes, del que es cliente habitual. «Veño tódolos días. Era importantísima a volta da hostalería para os que teñen algún negocio preto, porque moven moitísimas máis persoas. Se o tempo non acompaña no inverno e non hai onde tomar un vermú, os veciños xa non saen. Os bares son os que tiran da xente», explica.

En el interior del bar, con una administración de lotería, Manuel González, el propietario, reconocía que echó de menos el cara a cara con los de siempre, sin barreras ni esa sensación efímera de quien pide las consumiciones para llevar. «Estar fisicamente coas persoas é outra cousa. Isto axuda».

No muy lejos de allí, en la plaza de Santa Eufemia, Modesto Méndez cargaba con varios barriles de cerveza en dirección a varios locales de hostelería de las calles colindantes. Su jornada se inició a las 8.15 horas y él no recordaba un trasiego semejante en las últimas semanas. Pero en realidad, se mostraba satisfecho porque «hacía un mes y algo que no teníamos tantos encargos, y al final también es cierto que entre los bares hay mucha gente a la que tienes aprecio por el día a día».

«Polo menos xa se ve xente pola rúa»

Tras las semanas de restricciones, volver a ver vida en las calles de Verín es digno de producir auténticos shocks. Nadia, Marta y Nerea son amigas, pero no pudieron practicar su amistad en exceso y en condiciones hasta ayer, cuando, gracias a la permisividad de las nuevas medidas y al agradable poso del sol, se reunieron en la praza de García Barbón para disfrutar en conjunto del terraceo. Los cierres perimetrales y la necesidad de «dar explicacións aos gardas», asegura Marta, dificultaron a muchas personas que estudian fuera, el volver a casa y, además de a la familia, ver a los amigos de toda la vida. Por ahora, Nadia, Marta y Nerea han podido reencontrarse y aseguran que esto significa «comezar a ver a luz ao final do túnel». Eso sí, también admiten que la pandemia aún no ha acabado: «Aínda queda moito camiño».

Andrés Li Cavoli y Marcos González son los chefs del restaurante Piquiño de O Barco
Andrés Li Cavoli y Marcos González son los chefs del restaurante Piquiño de O Barco LOLITA VÁZQUEZ

«La gente tenía ganas de salir»

Andrés Li Cavoli y Marcos González asumían ayer una jornada ajetreada en los fogones del restaurante Piquiño en O Barco. «La gente tenía ganas de salir», decía González. A viernes ya tenían casi todo el aforo reservado. «Y seguimos trabajando para llevar -decía Li Cavoli-, y funciona bien, porque la gente se ha acostumbrado». Eso sí, pedían a la gente responsabilidad, sabiendo que es complicado seguir las normas porque cambian con frecuencia. González pedía prudencia: «Hay que ir poco a poco, porque si no volvemos para atrás otra vez».

Celanova confía en estar pronto en el nivel 3

La reapertura de la hostelería, solo en terrazas, espoleó a los celanovenses a salir. La plaza Mayor lucía animada y con la gente contenta por disfrutar del buen tiempo. También en la rúa da Botica reabrieron la terrazas. Manuel González, dueño del bar Bohemia, confirmaba que el comportamiento estaba siendo «cívico», con la gente respetando las limitaciones de cuatro por mesa: «La gente tenía ganas de salir y compartir», dice el camarero, que confía en que en unos días Celanova pase al nivel tres. Un cliente se congratulaba de poder tomar algo sentado y bromeaba con todo lo ahorrado estas semanas.

El día que Rubén volvió a disfrutar de su desayuno a la vera de Da Vinci

El desayuno con el que iniciamos cada jornada tiene su peculiar liturgia para cada persona. Es el caso de Rubén Pardo Bouzán (O Carballiño, 1984). Durante la última década, es asiduo cliente de la Cafetería Da Vinci. El café y la bollería matutina es el primer paso del día para el cliente que se deleitaba con la reapertura del local hostelero, al relajarse las restricciones sanitarias.

«Almorzar na rúa non era nada cómodo. Xa tiña gañas de volver aquí e poder sentarme con tranquilidade», explicaba el mismo Rubén, con vistas a la Mona Lisa o al Hombre de Vitrubio, reproducidos en las paredes del local carballiñés.

Pardo Bouzán exhibía un renovado optimismo al degustar uno de sus hábitos cotidianos, justo el primer día en que el Da Vinci abría sus puertas, tras varias semanas con persiana bajada: «Alégrome de que reabriran a hostalería no Carballiño. Era necesario para todos e, concretamente, levo vindo a esta cafetería desde que abriron no 2011, tódolos días. Coa pandemia houbo que limitar as visitas, pero sigo sendo fiel a esta casa e o máis importante é que aquí respectan as normas de seguridade a rajatabla. Son xente moi profesional e a verdade é que si se botaban de menos. Por iso poder volver é unha marabilla».

Rubén fue, de inmediato, uno de los protagonistas de la conversación con camareros y otros clientes del local, animado ambiente en el primer día de trabajo decretado por la Xunta de Galicia. Eso sí, aún atendiendo a los cuidados pertinentes para frenar al virus: «Temos que ser coherentes e manter a máscara se non estamos bebendo, é responsabilidade».