«Saber que os nosos fillos van a estar coidados cando faltemos é un alivio»

O CARBALLIÑO

La residencia para discapacitados intelectuales de O Carballiño se estrenará en dos meses y ofertará 24 plazas
24 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Maribel y Marián entraban ayer juntas y con una sonrisa en los labios en el edificio ubicado en la calle Río Miño de O Carballiño, que albergará la residencia de la asociación de discapacitados intelectuales Aspadisi. Ambas pasan de los setenta años pero recorrieron la edificación con la ilusión de quien descubre una sorpresa largamente esperada, fijándose en cada detalle de las estancias. «Isto significa todo para nós. Estamos encantados», resumía Maribel. «Pensando no que pode pasar no día de mañá, que é no que pensamos cada día as nais e pais, saber que os nosos fillos van a estar coidados cando faltemos é un alivio moi grande». «E saber ademais que van a estar, coa xente que coñecen e que para eles é coma unha segunda familia, non ten prezo. Porque eles non queren ir para outro sitio», apostilla esta madre.
«O meu, por exemplo, na metade das vacacións xa está preguntando cando vai empezar de novo a funcionar o centro, porque para el son outra familia, bota de menos á xente de aquí», apunta Marian. «Isto é para nós un gran descanso pensando no día de mañá», añade. Ambas son de las veteranas en un colectivo que echó a andar en 1995 en unos locales municipales en un espacio compartido con otras entidades y que en el 2003 se mudaron a la finca cedida por el Concello carballiñés por 30 años donde pusieron en marcha su propio centro.
En esa misma parcela se ha levantado ahora la residencia. El proyecto acaba de recibir una inyección de 655.000 euros de la línea de ayudas que la Xunta tiene para la construcción o remodelación de centros para mayores o personas con discapacidad. Precisamente ayer la conselleira de Política Social e Xuventude, Fabiola García, visitó la nueva construcción acompañada de miembros de la directiva, el alcalde de O Carballiño, Francisco Fumega, y el vicepresidente de la Diputación de Ourense, César Fernández. Estas dos instituciones han contribuido también a convertir en realidad el sueño de las familias del colectivo. La provincial con 300.000 euros y la local con 50.000 además de la cesión de los terrenos. Faltan, según matizan desde el colectivo, un par de meses para empezar a funcionar. La humedad generada en las últimas semanas retrasó la colocación de suelos y puertas. Pero el proyecto de Aspadisi va más allá de ser una residencia para cuidar de las personas con discapacidad que lo necesiten cuando les falte el soporte familiar. De hecho tiene un enfoque pionero en Galicia porque este recurso asistencial está pensado para acoger también a esos ascendientes y que puedan seguir compartiendo la vida con ellos cuando, por edad y dependencia, lo necesiten.
«Hai que pensar que aínda que teñan nai ou pai, chegará un momento no que precisarán duns coidados que o seu fillo ou filla non lle poden prestar, por iso temos oito habitacións individuais con capacidade para converterse en dobres, onde seguirán convivindo e coidados», apunta Manuel Amil. Este directivo de Aspadisi, que es el comisionado del colectivo para gestionar la puesta en marcha de la instalación, matiza que estas habitaciones quedarán reservadas para los miembros de la asociación, mientras que el resto se incorporarán a un convenio con la Xunta para que sean concertadas. Esas 16 plazas se podrían ocupar por usuarios de cualquier lugar de Galicia.
«Temos que buscar que a instalación teña utilidade social e non poderíamos soster un proxecto así para catro ou cinco persoas. Na asociación hai xente que polo grado de discapacidade que teñen non van precisar deste recurso, pero queremos que os que o necesiten podan ter a tranquilidade de que aquí está», comenta. En el colectivo narran el caso de uno de sus usuarios que perdió a su padre y al que le quedaba su madre dependiente. «Por desgraza a nai faleceu poucos meses despois, pero de non ser así e se este centro estivese xa aberto, ese sería un exemplo de beneficiario para o que nós pensamos esta instalación. Poderían estar aquí xuntos e, cando a nai faltase, el seguiría aquí coidado», explica Manuel Amil. Ese usuario está ahora en una residencia de ancianos, que es donde acaban viviendo muchas de estas personas sin red familiar. «Ise non é sitio para unha persoa de 40 ou 50 anos con discapacidade intelectual pero en Galicia faltan recursos para eles», lamenta.