Los mayores que pasan la Navidad en la residencia de tiempo libre de O Carballiño: «Vivo sola y estas escapaditas son una alegría»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

O CARBALLIÑO

Un grupo de participantes en el programa
Un grupo de participantes en el programa Santi M. Amil

El centro tuvo que reforzar su plantilla para atender a los 130 afortunados que consiguieron plaza para el programa Xuntos polo Nadal

04 ene 2024 . Actualizado a las 12:33 h.

«Lo mejor es lo bien que nos lo hemos pasado jugando, bailando, saliendo de excursión con mis amigas... y lo peor, que cuando pasen los Reyes toca volver a casa y a la rutina». Quien así resume cómo han sido para ella las fiestas navideñas no es una adolescente a punto de terminar su estancia en un campamento, aunque el brillo en los ojos y la sonrisa de oreja a oreja no diste mucho de la que podría tener con sesenta años menos de los que tiene. En realidad María, que así dice llamarse (aunque el guiño y la sonrisa cómplice con su vecina nos haga sospechar de que quizá la conozcan más por otro nombre) presume de superar las 75 primaveras y de un buen humor envidiable. «En parte es gracias a escapaditas como esta porque yo vivo sola todo el año y estar con gente estos días es una alegría», confiesa esta pontevedresa que forma parte del grupo de 130 personas que pasan las fiestas en la residencia de tiempo libre que la Xunta tiene en O CarballiñoParticipan en el programa Xuntos polo Nadal, que pretende ofrecer una alternativa a personas mayores para que no estén solas durante la época navideña.

Manuel Antonio, de Vigo
Manuel Antonio, de Vigo Santi M. Amil

María cuenta que este es el tercer año en el que participa, aunque nunca antes le había tocado O Carballiño. «Es una residencia fantástica porque queda muy cerca del pueblo, puedes ir paseando y ver tiendas o tomarte un café» apunta. Manuel Antonio, de Vigo, comparte su opinión. «Saín a mirar cousas, a comprar lotería e incluso fun a discoteca Paulino un día, que tiña ganas de coñecela e é unha marabilla. Bailei ata as 11 da noite que marchou a xente» relata este vigués de 73 años que solo le pone una pega al programa: «Non nos encontramos nunca cos de A Coruña, e iso é unha pena co que nos queremos os do Celta e o Dépor», bromea.

El programa incluye actividades muy bien valoradas por los usuarios, como el campeonato de tute
El programa incluye actividades muy bien valoradas por los usuarios, como el campeonato de tute Santi M. Amil

La Administración autonómica reparte a los beneficiarios de este programa entre la instalación carballiñesa y la que tiene en Panxón. A la residencia de la costa suelen ir los participantes ourensanos, más deseosos de ver el mar aunque sea invierno y, por rotación, los de otra de las provincias gallegas. Este año allí estuvieron también los de A Coruña, mientras que en la residencia de tiempo libre de O Carballiño recibieron a vecinos de Pontevedra y Lugo. «Esta ha sido una edición especialmente intensa. Hemos superado incluso los niveles de ocupación prepandemia. En 2019 tuvimos 115 personas y este hemos llenado las 130 plazas disponibles y quedó lista de espera», matiza María Pilar Sotelo, la directora durante los últimos cinco años de esta residencia carballiñesa. Para afrontar la tarea, a la plantilla habitual de 30 personas se sumaron once más de refuerzo. «Aún así nos vimos en algún momento escasos, la verdad es que la gente lo dio todo para que ellos estuviesen bien», dice satisfecha la responsable. A ellos se unieron también los trabajadores de la empresa especializada en animación sociocultural Ludus Tempori que aportó los monitores que se encargaron de organizar las actividades lúdicas, desde las diarias hasta las fiestas en las fechas más señaladas. En la oferta hubo salidas para conocer la zona paseando, sesiones de gimnasia, yoga y risoterapia, manualidades, campeonatos de tute y juegos tradicionales. En Nochebuena y Fin de Año un dúo se encargó de amenizar las veladas con música en directo, y lo mismo ocurrirá la noche de Reyes.

Lucinda Mendoza se rompió una muñeca pocos días antes, pero la solidaridad de sus compañeros la animó a participar igualmente
Lucinda Mendoza se rompió una muñeca pocos días antes, pero la solidaridad de sus compañeros la animó a participar igualmente Santi M. Amil

«Eu estou encantada. Todo me gusta. O programa de actividades, as personas que estamos, incluso a comida», resalta Lucinda Mendoza, otra mujer de sonrisa deslumbrante, pese a haber pasado las fiestas con la muñeca escayolada. «Foi tres días antes de vir. Caín na casa, pero como a miña compañeira de habitación ofreceuse a axudarme para vestirme e desvestirme, viñen igual» cuenta esta viguesa de 78 años que también lleva tres años aprovechando esta experiencia. «Nos días de festa non faltou detalle, puxémonos as botas», insiste Lucinda. En esas jornadas festivas, el menú, que se cocina a diario en el propio centro, incluyó desde langostinos, bacalao o cabrito a los imprescindibles dulces navideños, sidra e incluso champán. «Aunque aquí se cena temprano, en fin de año la fiesta se alargó hasta casi las tres de la mañana», apunta la directora del centro.  

Salvador Regueiro nació y vivió en Cuba hasta hace seis meses. Con 80 años decidió regresar a la tierra de sus padres
Salvador Regueiro nació y vivió en Cuba hasta hace seis meses. Con 80 años decidió regresar a la tierra de sus padres Santi M. Amil

Entre los participantes en el programa hay personas con muy distintas trayectorias vitales, desde quien no ha tenido descendencia a otras que tienen hijos pero están lejos y su trabajo no les permite desplazarse en estos días. Los hay veteranos como Celia López, que tiene 84 años y lleva quince disfrutando de esta experiencia, pero también novatos como Salvador Regueiro para el que esta ha sido su primera vez. Él vive en Lugo pero esta experiencia, además de agradable, le está sirviendo para descubrir el país en el que ha decidido pasar esta etapa de su vida. Lleva tan solo seis meses en España y cuenta que le recomendaron anotarse al programa para confraternizar con gente de su misma generación y empezar a conocer e integrarse en la sociedad. «Mis padres eran de Sarria pero yo ya nací en Cuba y allí hice la vida hasta ahora, que tengo 80 años. Parece mentira, pero es como si estuviera viviendo en otro mundo. Aunque hablo castellano incluso en el idioma hay diferencias. Pero aprendo», apunta optimista. Salvador está muy empeñado en que quede constancia de lo agradecido que se siente por la oportunidad de estos días de convivencia. «Yo no he tenido ocasión de contribuir con el presupuesto del país, pero sin embargo no he sentido rechazo ni me han discriminado por ello. He disfrutado como todos. Para mí es emocionante y algo muy generoso», apunta este técnico en veterinaria que ha dedicado su vida laboral a trabajar con caballos pura sangre y que llegó a ser jefe de una unidad de genética y reproducción de estos animales en el país caribeño.

José Varela, de Lalín
José Varela, de Lalín Santi M. Amil

También de emigrante, pero en Suiza, estuvo José Varela, aunque al contrario que Salvador, él es también de los veteranos en el programa de estancias navideñas para mayores que están solos. «Do que facemos aquí todo me gusta. Estou nunha habitación individual pero moi contento. A única pega é que para meter unha compañeira conmigo ten que ser moi delgada que se non non cabemos na cama», bromea este lalinense de 80 años que presume de haber trabajado de primer cocinero en el mejor restaurante del país helvético y solo le pone un pero a los menús que les han ofrecido estos días: «faltalles un pouquiño de picante, pero como xa o sei, traio sempre conmigo», desvela.

Todos ellos tuvieron la oportunidad de expresar su opinión sobre el servicio y el programa directamente al director xeral de Maiores e Atención Sociosanitaria de la Xunta, Antón Acevedo, que se pasó por la residencia de tiempo libre de O Carballiño para saludar a los participantes que se despedirán de estas pequeñas vacaciones justo después del Día de Reyes, el día 7 de enero.