César Pájaro: «Mi padre le vendió una americana a Alec Guinness y él me pagó las copas»

O CARBALLIÑO

César Pájaro, en plena faena en su sastrería carballiñesa
César Pájaro, en plena faena en su sastrería carballiñesa Miguel Villar

El titular de la Sastrería José Pájaro cree que su oficio está en vías de desaparición

22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

César Pájaro Bernárdez (O Carballiño, 1961) no se define como sastre, aunque lleva más de cuarenta años en la Sastrería José Pájaro. «El que sabía era mi padre y mi hermano Alberto también tiene una gran habilidad para el corte. A mí, como no destaqué en los estudios, me tocó trabajar y, con el paso de los años, le vas cogiendo el gusto y aprendiendo el oficio», remarca este comerciante que por su carácter extrovertido y servicial se ha convertido en todo un personaje de la vida social carballiñesa.

Basta con conversar con César unos pocos minutos para reconocer que le apasiona lo suyo y es por eso que lo ha convertido en una fructífera trayectoria profesional, inspirada en buena parte por la pericia de su progenitor: «Mi padre abrió en 1964 y llegó a tener clientes en distintos puntos de España. Incluso mantengo a alguno que lo conoció en Portugal, de la zona de Póvoa de Varzim. También fue una especie de presidente de los sastres gallegos. Aquí llegó a haber 14 empleados trabajando, cuando el local era todo taller».

Y desde luego, que el propio Pájaro nos explique detalles sobre las telas más caras o la exclusividad del producto textil hecho a medida da paso a una conversación de lo más entretenida: «En la época de mi padre, aquí había dos o tres sastres, pero sí había uno en cada pueblo, como una modista para la ropa de las mujeres. Después de tantos años, es evidente que es una profesión que va camino de desaparecer, porque no le atrae a los jóvenes y la gente cada vez valora menos ese trabajo».

Aún así, reconoce que adquiere un punto de exclusividad que aún cautiva a más de uno: «Nunca trabajé con materias primas así, pero un metro de tela con lana de vicuña puede llegar superar los 3.000 euros y también son muy apreciadas las de alpaca o guanaco. Y eso por no hablar de tejidos como el cachemir. La lana es como el buen vino, no todos los años alcanzas la mejor calidad».

Y el relato se alarga aún más si César habla de la excelencia de los que define como «laneros» y «tergaleros», algunos tan reconocidos a nivel mundial como Scabal, cuyos tejidos basados en la lana son muy apreciados: «Llegó a haber muchas firmas en todo el país y ahora pocas pueden quedar en funcionamiento».

Eran los tiempos en los que la sastrería también contaba con visitantes ilustres como el que nombra en una de sus anécdotas más recordadas: «Mi padre le vendió una americana al actor Alec Guinness y él me pagó las copas un par de veces en la Discoteca Maxims. Estuvo varias semanas en el pueblo rodando Monseñor Quijote —en los ochenta— y uno de sus colaboradores nos trajo un pantalón suyo para que se lo aflojaran. Después vino él alguna vez y creo que también se llevó alguna otra prenda. Se acordó de mí en cuanto me vio».

Además de Sir Alec, Pájaro dibuja otra sonrisa en su cara al apuntar a otro emigrante establecido en el Reino Unido: «No recuerdo su nombre ahora mismo, pero venía casi todos los años a visitar a su familia, que vivía aquí cerca, al lado de la Perla. Traía un Bentley descapotable que aparcaba aquí enfrente. Sé que es uno de los turoperadores más importantes del continente, pero hace tiempo que no lo veo». Y muchas más historias que atesora en su memoria este no sastre que siempre se afanó en ofrecer un trabajo bien hecho.

Su rincón.

Quién es. César Pájaro Bernárdez (O Carballiño, 1961) comenzó a trabajar en la Sastrería José Pájaro en los años ochenta. Hoy regenta el negocio que abrió su padre en 1964 y que llegó a contar con catorce empleados.

Su rincón. Buena parte de su vida se desarrolló en ese local de la rúa Martínez Avellanosa, una de las entradas a la villa del Arenteiro, al conectar con la carretera nacional que une Pontevedra y Ourense. Y eso que ya cerró hace años, la cercana Cafetería Yakimor, escenario de desayunos y tentempiés.

«El Arenteiro es muy importante para todo el pueblo de O Carballiño»

Si hubiera que buscar a César Pájaro fuera de su sastrería, una pregunta imprescindible sería la de ¿juega el Arenteiro en casa?

De hecho, hablamos de uno de los aficionados más reconocibles del plantel de Espiñedo: «Aún encontré hace unos días mi carné de socio cadete —obviamente lo pagaba mi padre— y creo que lo renové hasta cuando estuvo en la mili, que no estaba aquí nunca». En una de las mejores rachas competitivas del club, tiene claro lo que representa para la villa: «El Arenteiro es muy importante para todo el pueblo de O Carballiño y para mí, por supuesto, pero es realmente vergonzoso que los políticos nos sigan manteniendo en un campo tan antiguo. Localidades más pequeñas tienen mejores instalaciones».

En clave de futuro, rompe una lanza en favor de la familia Arribas: «Algunos dicen que vienen a especular, pero no creo que pongan su dinero para que esto termine mal. Otros clubes aún buscan financiación y no saben si podrán competir».