Conmoción en la comunidad educativa de Ourense: «A Manuel se le notaba líder en la clase, todos le querían»

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

OURENSE CIUDAD

Alumnos y profesores del IES Julio Prieto Nespereira y de Concepción Arenal guardaron un minuto de silencio en recuerdo del estudiante fallecido al desmoronarse un tabique del vestuario

10 feb 2023 . Actualizado a las 14:21 h.

El jueves amanece gris, amenaza lluvia. A las puertas del instituto ourensano Julio Prieto Nespereira, reina el silencio y apenas hay tráfico. En un coche aparcado, que se camufla entre tantos otros, hay una mujer esperando. Se le pierde la mirada por la ventanilla, abierta, y cada poco se sorbe los mocos. Disimula y, mientras se coloca el pelo detrás de la oreja, se seca las lágrimas con la manga. No puede parar de llorar. No quiere hablar con nadie, pero sus ojos hablan por ella. Tras más de una hora de espera, un adolescente de unos 15 años sale del centro y se sube al vehículo. Es media mañana. Después de un beso y de unas palabras de aliento, arranca y se van. Su hijo está vivo, está con ella, pero podría haber sido él. 

La noticia del fallecimiento de un joven por el derrumbe de un muro en el conocido como sexto instituto sacudió ayer a Ourense. El suceso dejó una estela de conmoción a su paso. Cualquiera es capaz de compartir el pesar de la familia de ese pequeño que estudiaba tercero de la ESO en el centro escolar del barrio ourensano de O Vinteún. El día después tras su trágico fallecimiento ha estado marcado por el dolor y por el recuerdo imborrable que ha dejado en los que le conocían. Manuel era un niño que provocaba un reguero de sonrisas en los lugares en los que ponía un pie. «Los compañeros han decidido venir de negro en señal de duelo. Están todos muy afectados, desconcertados e intentando llevarlo lo mejor posible», decía José Antonio, tío de Ariadne, una alumna de primero de la ESO del centro ourensano. En la entrada hay varias rosas blancas que han dejado sus amigos y profesores. «Nuestra hija está hundida y hoy no quiso venir, así que la dejamos quedarse en casa. Estaban juntos en clase, llevaban por lo menos dos cursos, y al final son niños, no saben ni tienen por qué saber cómo gestionar ni enfrentarse a algo así», dice Manuel, padre de Aroa. Los que sí que pasaron por el centro fueron él y su mujer para hablar con los psicólogos que a lo largo de los próximos días se encargarán de prestar el apoyo necesario a los alumnos y profesores del conocido como sexto instituto. «Se adaptan las clases y las actividades no son las académicas. Hoy lo que estamos tratando es de que los chicos puedan expresar sus emociones, nos cuenten lo que están viviendo; y también les estamos permitiendo que preparen una despedida, un homenaje o un funeral particular a su compañero. Prestamos especial atención a aquellos que estuvieron presentes en el suceso», explicaba José Ramón García, uno de los profesionales del grupo de emergencias del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia que están interviniendo en el centro. En este instituto de Ourense no impartieron clase y en las aulas, por cursos y por grupos, todos trataron de recordar a Manuel como podían, entre lágrimas y desconcierto. Lo hicieron desde primera hora, compartiendo un minuto de silencio en el patio del centro. Un símbolo de cariño que repitieron a media mañana en la plaza Mayor, acompañados por autoridades y vecinos. Un autobús llevó hasta allí a todos los alumnos de tercero y cuarto de la ESO que quisieron participar en ese homenaje público. Varios alumnos de bachillerato del instituto acudieron por su cuenta. «Es algo horrible, muy duro, y queremos demostrarles a nuestros compañeros de tercero que estamos aquí, que no están solos y que tienen nuestro apoyo», afirmaba una de las estudiantes de primero de bachillerato que estuvo en la plaza Mayor. «Cuando escuchamos las ambulancias y los camiones de bomberos nos quedamos completamente en shock. No nos dio tiempo a asimilar porque no pensábamos que fuese nada en nuestro instituto, pero cuando nos pidieron que saliésemos nos quedamos temblando», explicaba su amiga.

En ese reconocimiento multitudinario a Manuel, en la plaza Mayor, estaba su profesor de saxofón en la Escuela Municipal de Música de Ourense, en la que llevaba más de diez años. Sin poder dejar de llorar, apenas le era posible describir a su alumno, un enamorado de la música y del arte, que también tocaba en la orquesta de la escuela. Le había dado su última clase el martes. El intérprete de saxofón acudió acompañado por varios profesores del centro, que también quisieron darle su último adiós.

Otra de las pasiones de Manuel era el deporte. Iba a natación desde pequeño. Empezó con solo tres años en Trabazos. En el Club Natación Pabellón Ourense, donde practicó triatlón hasta el pasado mes junio, lo recordaron con numerosas muestras de cariño y afecto. Los mismos sentimientos dejó en el que fue su colegio hasta quinto de Primaria, Concepción Arenal, donde le rindieron tributo con un minuto de silencio en el que participó todo el centro. «Fai catro anos que cambiou de colexio pero tanto el coma a súa irmá e a súa nai tiñan moita vinculación co centro», explicaba la directora, María José Pereira. «Non hai palabras. Son momentos moi difíciles e o que estamos tratando é de apoiarnos os uns aos outros, deixando que os rapaces falen, que as veces é o que necesitan, soltar todo o que levan dentro: a rabia, a tristeza, a impotencia... e tratar de que recorden todos os momentos bonitos que viviron con Manuel», añadía. Y es que los que fueron sus compañeros se mostraban completamente destrozados. «No puedo dejar de pensar en la tragedia que esto supone tanto para la familia como para el instituto», reconocía Susana Nogueira, quien fue profesora del joven durante tres años en Concepción Arenal. «Era un niño dulce, cariñoso, muy sociable. Se le notaba líder en la clase, todos le querían, jugaban con él y estaban a su alrededor. Siempre lo llevaremos en nuestro corazón», terminaba. 

El minuto de silencio de Concepción Arenal terminaba con los amigos de Manuel abrazados, entre lágrimas de desconcierto, incomprensión y tristeza, muchísima tristeza.