Antiguas palleiras rehabilitadas asientan a cinco familias en la Ribeira Sacra: «Fixeron unha obra de arte»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA PARADA DE SIL / LA VOZ

PARADA DE SIL

Marisa González es una de las cinco iquilinas de las nuevas viviendas promovidas por el Concello
Marisa González es una de las cinco iquilinas de las nuevas viviendas promovidas por el Concello Santi M. Amil

Tras siete años de una reconocida obra arquitectónica, las viviendas de Parada de Sil ya están habitadas para paliar la falta de alquileres

11 abr 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En la aldea de Fondo de Vila, a unos metros del núcleo de Parada de Sil, las casas vuelven a tener vida como en la época en la que la despoblación todavía no había vaciado el rural de Ourense. Son viviendas tradicionales, de piedra y madera, con los espacios más típicos, como el horno comunal o los corredores, pero ahora con los elementos de la arquitectura más moderna. El Concello rehabilitó un conjunto de antiguas construcciones, con palleiras o bodegas, para transformarlo en cinco viviendas de alquiler. Ya están completas. «Aquí hai traballo e interese por vir, o único problema é atopar onde vivir», asegura Marisa González, una de las cinco inquilinas.

La obra de Fondo de Vila se hizo de rogar. El Concello anunció el proyecto en el 2016 y empezó los trámites un año después. El objetivo era dar alojamiento en alquiler y económico para asentar población ante la falta de oferta privada. Las llaves no se entregaron a los inquilinos hasta noviembre del año pasado. El resultado es un espectacular trabajo arquitectónico de PLP Atelier, ganador de los Premios Gran de Area y finalista de los Premios del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia. «Fixeron unha obra de arte», defiende Marisa. Originaria de Chandrexa de Queixa, vivía en la ciudad de Ourense hasta que irrumpió la pandemia. Se quedó sin trabajo y le surgió la oportunidad de emplearse en la gasolinera de Parada de Sil. «Puiden atopar onde vivir porque a miña familia é da zona e me coñecían, senón é imposible», recuerda. Vivió en dos aldeas del municipio hasta que el gobierno local ofertó las nuevas casas de alquiler. Se presentó y obtuvo uno de los apartamentos para una persona. Junto a ella, se beneficiaron de las nuevas casas otro chico que vive solo, dos parejas y una mujer con dos niños. Algunos son vecinos de la zona, otros provienen de Barcelona o de Portugal. «Non hai nada de aluguer nesta zona, case a única opción e comprar e non todos poden», apunta Marisa. Esa falta de vivienda choca con el crecimiento que vive la Ribeira Sacra, con la apertura de negocios de hostelería o de alojamiento. Algunos de los responsables no encuentran trabajadores porque no tienen donde vivir cerca: «Vir dende Ourense tódolos días é inviable».

Los arquitectos recuperaron antiguos espacios comunes, como el horno
Los arquitectos recuperaron antiguos espacios comunes, como el horno Santi M. Amil

Ella está encantada con su casa. Primero porque le gustan los materiales de las viviendas tradicionales. Respetaron las paredes de piedra y el techo de madera, así como el tamaño de las ventanas y las contras. Su casa son dos pisos, uno en la planta baja con salón, comedor y cocina, y un segundo con el dormitorio. «Cando cheguei por primeira vez custoume adaptarme a ter un espazo tan aberto», confiesa. La habitación está bajo un alto techo que conserva las antiguas grandes vigas de madera. Además, todos los inquilinos cuentan con una pequeña huerta comunitaria, pero como algunos prefieren no trabajarla, se encarga Marisa: «É unha das miñas grandes afeccións, encántame cultivar e ter as miñas plantas». La manzana de viviendas se encaja en el núcleo de Fondo de Vila pero cuenta con vistas al paisaje de la Ribeira Sacra en la parte trasera. Marisa celebra la iniciativa del Concello por permitir a todos los inquilinos una vivienda cerca de sus trabajos, todos en Parada de Sil, por estar próximos al núcleo principal y en la naturaleza. El gobierno local ya está rehabilitando otros dos inmuebles en Caxide.

Una obra compleja

Dos construcciones están unidas por un corredor, transformado de las antiguas vigas de madera a acero
Dos construcciones están unidas por un corredor, transformado de las antiguas vigas de madera a acero Santi M. Amil

El trabajo del estudio de arquitectura PLP Atelier se prolongó cinco años por su gran complejidad. El conjunto de construcciones presentaba un estado ruinoso. Está constituido como una manzana de dos inmuebles unidos por un corredor. Una parte era vivienda y había adosadas varias palleiras y bodegas. En la construcción más grande, de forma circular, están los tres nuevos apartamentos, con más habitaciones. En el otro inmueble adosado, más pequeño, los dos pisos para una persona. Los técnicos hicieron un trabajo previo de identificación de los elementos etnográficos más importantes para conservarlos. Son, por ejemplo, los muros de piedra, los huecos originales de la fachada, el horno comunal, los patios interiores y el corredor que une los dos edificios y rodea parte de los mismos. La tradicional pasarela es la pieza que conecta todo el conjunto. Se sustituyeron las vigas de madera originales por acero. El proyecto recuperó el concepto de «patín», el tradicional lugar de encuentro de los vecinos para recuperar los tiempos de mayor comunidad de las aldeas.