Vanesa Moreiras, primera mujer taxista de Ribadavia: «Antes había certo medo»

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

RIBADAVIA

Vanesa Moreiras, primera taxista de Ribadavia
Vanesa Moreiras, primera taxista de Ribadavia Miguel Villar

En la provincia hay cerca de una treintena de conductoras de taxis

19 abr 2023 . Actualizado a las 18:17 h.

Vanesa Moreiras Crespo tiene 28 años y este martes se convirtió en la primera mujer taxista del municipio de Ribadavia. Se suma así a las cerca de treinta que hay en la provincia, siete en la capital ourensana. Esta profesión sigue siendo ajena al sexo femenino, pese a que en los últimos años va creciendo el número de mujeres que adquieren una licencia. El marido de Vanesa es taxista en la villa del Avia. Esto, seguramente, tuvo que ver en su decisión. «O meu home traballa en Ribadavia e vimos que hai moita xente, sobre todo no rural, que ten necesidade de taxis ante a falta de autobuses e trens. Animeime porque é unha maneira de saír adiante, teño dúas filas, e gústame o trato coa xente», relata. Vanesa trabajó antes en el mundo de la hostelería, en Correos y en un geriátrico. «Tiven un accidente e fun ó paro. Cando nos dixeron que vendían unha licenza non o pensamos», añade.

Relata que muchos vecinos, sobre todo mujeres, se han alegrado de que por fin la villa tenga una mujer taxista: «Déronme moitos ánimos. Creo que cada vez ás mulleres nos animamos máis a traballar como condutoras de todo tipo de transportes. Antes era moi raro e seguramente había certo medo ou respecto, pero ten que haber alguén que empece», añade.

Su primer servicio fue de Trasariz a Ribadavia y, seguidamente, llevó a un cliente hasta Beade. «Os taxistas de Ribadavia facemos moitos recorridos, non so a puntos da comarca, senón tamén a diferentes zonas de Galicia, sobre todo a aeroportos e tamén ós hospitais, incluso a Portugal», dice. La llegada de Vanesa al sector del taxi en Ribadavia no solo es especial por ser la primera mujer: «Son a única que admite mascotas sen problema, con previo aviso poño unha cadeira de bebé e teño wifi».

En la provincia, antes que Vanesa, empezaron otras. Una de ellas es Maribel García Porto, de A Rúa, que obtuvo su licencia en el año 2009. Es la única mujer conductora de este transporte en este municipio. «Cuando empecé en el taxi lo único que me preguntaba la gente era que si no tenía miedo. Pero estoy encantada, nunca he tenido una mala experiencia», explica. En zonas del rural, relata, hay gente mayor que prefiere que vaya ella cuando van al médico, porque las acompaña. En otro municipio cercano, en Vilamartín de Valdeorras, trabaja desde hace diez años Maribel Domínguez Blanco: «La experiencia es muy buena. La gente mayor y las chicas, sobre todo por la noche, se alegran de que esté una mujer al volante».

Cristina Enríquez, taxista de Montederramo que lleva a su hija en el taxi
Cristina Enríquez, taxista de Montederramo que lleva a su hija en el taxi

Cristina Enríquez: « Fui madre hace cinco meses y durante un tiempo llevé a mi hijo en el coche»

En el Concello de Montederramo hay dos licencias de taxi y las dos son de mujeres. Cristina Enríquez comenzó a trabajar hace diez años, cuando en el municipio había cinco taxistas, todos hombres. Heredó el trabajo de su padre. «Estoy encantada, en pueblos como este los clientes son casi familia. Fui madre hace cinco meses y durante un tiempo llevé a mi hijo en el coche cuando iba a trabajar. Sin problema ninguno. Ahora ya va a la guardería y es diferente», explica.

Al igual que el resto de taxistas de la provincia, el trabajo se convierte en mucho más que transportar de un lugar a otro a los clientes. «Desde que empezó la pandemia, con la cancelación de los trenes nocturnos, voy todos los años a Barcelona a recoger a unos clientes para traerlos en verano», explica.

También, como el resto de mujeres, relata que cada vez son más los clientes que prefieren ser trasladados por ellas, sobre todo en el caso de mayores. «Traslado a muchos vecinos hasta el PAC. Algunos necesitan ayuda y prefieren que les acompañe una mujer, por la causa que sea. Y yo encantada, con alguno voy a ver al médico. Al final, haces de psiquiatra, de acompañante...», relata. Cree que es necesario que cada vez haya más mujeres que den el paso: «Es un trabajo muy bonito si te gusta interactuar con la gente».