«Saía xente nova de debaixo das pedras. Eu non sei de onde podían vir tantos»

RUBIÁ

Los vecinos de Rubiá revivieron el pánico del gran incendio de hace tres años. Ahora preocupa el arrastre de tierras cuando lleguen las lluvias
23 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El incendio originado en Larouco el pasado día 13 ha vuelto a extender una gran mancha negra sobre la comarca de Valdeorras haciendo revivir a los vecinos el verano del 2022. A los de Rubiá especialmente. Ese fue uno de los concellos más castigados hace tres años. Primero por las llamas, que en este municipio arrasaron no solo monte, sino decenas de viviendas; luego por los ríos de lodo que acabaron de destrozar infraestructuras y cubrieron de barro todo lo que sobrevivió a las llamas. «Medo me da o que nos espera en canto empece a chover», dice el alcalde, Elías Rodríguez.
Este año no ardieron casas habitadas. Se han perdido algunas edificaciones que ya estaban en ruinas y se usaban como cobertizo o pajar en la periferia de los pueblos de Oulego y entre Rubiá y O Val, donde también se quemó un galpón y un recinto para perros. Pero sí hubo momentos críticos en los que las llamas se acercaron peligrosamente a varios núcleos. «Estivemos ó límite. O domingo foi a guerra», recuerda el regidor. Desde entonces y hasta el miércoles, no hubo respiro.
El primer frente se asomó desde el vecino municipio de O Barco por la mañana, dibujando una línea hacia León, en el enclave conocido como Tres Penas Marías. Por la tarde empezó a avanzar hacia Rubiá y O Val. Cuando llegó al límite con la capitalidad municipal, pasadas las ocho, las llamas impresionaban. Allí estaban ya miembros de la Guardia Civil y un grupo de soldados de la UME, pero el contingente más numeroso estaba conformado por la población civil. «Estaban os propios veciños, e salvounos que nestas datas hai moitos nativos que volven por vacacións en tódolos pobos. Foi determinante», comenta el alcalde.
Pero Rodríguez también destaca la participación de muchos voluntarios ajenos al municipio. «Viñeron moitas persoas a axudar. Eu quedei asombrado sobre todo pola xuventude que se vía. Saía xente nova de debaixo das pedras. Non sei de onde podían vir tantos», comenta el regidor. No es el único que estos días habla de la implicación de la juventud del oriente ourensano en la lucha contra el fuego. En Vilamartín cuentan que ayudaron a salvar la aldea de Penouta, trabajando junto a los vecinos hasta las cuatro de la mañana. Y situaciones similares se narran en Petín, en A Rúa y en otras localidades de la comarca.
Nadie sabe muy bien cómo consiguieron organizarse, teniendo en cuenta que la comarca sufrió una caída de las comunicaciones que impidió incluso el acceso a internet a usuarios de varias compañías. «Aparte do que traballaron, animábate moito velos, porque era xente moi disposta. Constantemente preguntando: ‘‘Onde me poño, que fago?''», recuerda Elías Rodríguez, que agradece, emocionado, tanto su colaboración como la del resto de vecinos que lograron que, en esta ocasión, el balance de daños en este concello valdeorrés sea mucho menor.
La última pelea de los vecinos fue con el fuego que entró desde la zona de León. Inicialmente consiguieron frenarlas en Oulego el domingo por la tarde, pero el fuego giró hacia el parque natural de la Serra da Enciña da Lastra. El martes consiguió doblegarse ese foco gracias al apoyo de los medios aéreos que se sumaron a los profesionales de extinción sobre el terreno. «Pasouse medo porque o aire empuxaba cara o pobo de Biobra. Era terrible a forza coa que sopraba e a xente viviuno con moita tensión», recuerda el alcalde de Rubiá.