Hay dos clases de empleos; los que generan IVA, plusvalías, riqueza y los otros, los de burócratas. Los primeros los crean los empresarios.
Desgraciadamente, los empresarios están en retirada ante la avalancha de vividores y chisgarabís que se han adueñado de los resortes clave de Galicia y Ourense. Salvo que los ciudadanos nos rebelemos, asumamos el protagonismo real y efectivo de la situación y nos pongamos a trabajar. Nos adueñemos de lo que es nuestro, nuestro futuro. De ese esfuerzo saldrá el dinero para la sanidad, la enseñanza, etcétera. Los políticos nos cuentan cuentos y los ourensanos necesitamos trabajo y riqueza.
Un ejemplo; tengo un amigo que, ya hace, alquiló una nave en el polígono de San Cibrao y empleó en ella a medio ciento de trabajadores que llevaban años dando la matraca con huelgas y follones porque ni trabajaban ni cobraban. Cuando le reconvine al colega, que ya era muy rico, qué necesidad tenía de meterse en más líos, me contestó: «Clodo, saben hacer coches».
La empresa es hoy una de las punteras de la provincia y su impulsor fue Emilio José Vicente Pérez Nieto, que es de la cosecha del 42, pero tiene más arrestos y agallas que un regimiento de veinteañeros.