Hoy quiero definirme y reivindicarme. Madre, mujer y ciudadana del rural. Quiero contar que el ser ciudadana del rural es una vergüenza. Como ciudadanos tenemos unos derechos dignos que no son tan dignos. Como madre de tres hijas las llevo a un centro de salud a 60 kilómetros de mi residencia habitual por no ponerse las pilas los mandamás de los ayuntamientos y luchar por los servicios de un pediatra diario digno para nuestros hijos. Como mujer no me siento realizada en la actividad que realmente me gusta (la ganadería y la agricultura) por estar las leyes hechas desde un despacho y no conocer los problemas de a pie. Y como ciudadana del rural me siento decepcionada. Llevo más de 10 años en un núcleo rural de menos de 600 habitantes, en San Xoán de Río. Lo poco que solicitamos se nos hace caso omiso. Se han hecho obras en el pueblo con un mirador hecho con subvenciones, el cual el mantenimiento lo hacen más veces los vecinos que el propio ayuntamiento; así como levantar la basura del suelo (estando las autoridades avisadas y haciendo caso omiso) cuando los temporales la tiran del propio contenedor de la basura. Así como el nulo servicio de reciclaje, disponiendo solo de contenedor orgánico y ni basura orgánica hacemos y aún por encima con la subida de la tasa de recogida. Se gasta el dinero de la Xunta y de Europa en mejorar las cosas, pero y el bienestar y la seguridad de los ciudadanos lo gastan los propios ciudadanos de su bolsillo. Y ahora me pregunto yo: ¿Esto es digno? Prefiero vivir con menos bienestar y estar más tranquila. NOEMÍ BLANCO GUERRA. SAN XOÁN DE RÍO.