Muere una mujer de 93 años tras registrarse una explosión en su casa del municipio ourensano de Trasmiras

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez OURENSE / LA VOZ

TRASMIRAS

La hija de la fallecida se salvó porque no se encontraba en la vivienda

14 nov 2022 . Actualizado a las 22:29 h.

A sus 93 años, Gertrudis Paz, una mujer menuda y activa, todavía se manejaba entre fogones y le gustaba cocinar para su familia. Especialmente los fines de semana, cuando se acercaban al pueblo de Abavides, en el concello ourensano de Trasmiras, sus dos bisnietos gemelos, de 14 años, su nieto y la mujer de este. Este domingo fue a misa y, aunque en las calles del pueblo se movía con muletas, en casa aún hacía tareas. Toda la vida había sido trabajadora y seguía siéndolo hasta donde podía.

Ayer, cuando Gertrudis se encontraba sola en su casa de la zona de O Piñeiro, un accidente doméstico acabó con su vida. Poco antes de la una del mediodía, una potente explosión, producida posiblemente por la acumulación de gas en un galpón anexo a la vivienda principal, le causó quemaduras y le produjo la muerte. En esa estancia, que estaba compartimentada en al menos dos habitaciones, una equipada con cocina de butano y otra con una lareira para ahumar los chorizos, había dos bombonas de butano. De una de ellas pudo salir la fuga de gas que luego causó la deflagración. Había una olla al fuego.

La mujer se encontraba sola en casa en ese momento, posiblemente preparando o vigilando algo en un puchero. La temperatura exterior comenzaba a bajar con un viento frío que arreciaría por la tarde. La hija con la que convivía Gertrudis había ido a Xinzo de Limia, donde ayer se celebraba feria, para una cita médica, y el yerno estaba trabajando fuera de la vivienda común. Otros vecinos de Abavides se habían acercado también hasta Xinzo para hacer compras y alguno se ofreció a traer a la hija de Gertrudis de vuelta al pueblo, aunque ella prefirió esperar por su marido.

Tejas del galpón

No muchos vecinos escucharon la deflagración, aunque hay viviendas próximas. Algún residente mayor sí que oyó la explosión, vio una humareda y un montón de tejas caídas sobre el camino del Piñeiro. Eran del tejado del galpón que se había desplomado. Bajo los escombros quedó el cuerpo de Gertrudis. Otro residente cogió una escalera para asomarse a través del ventanuco posterior del galpón y vio los estragos. Pensó: «Si hay una persona habrá muerto, si hay más, también».

Llamaron al 112, que recibió el aviso a las 13.45 horas y lo notificó a los bomberos de A Limia y a los sanitarios del 061. La Guardia Civil envió a dos agentes de seguridad ciudadana y a dos investigadores de la Unidad Orgánica de Policía Judicial para tomar datos de lo ocurrido. También acudió una comisión judicial para ordenar el levantamiento del cadáver —tras ser extraído por los bomberos— y realizar posteriormente la autopsia. Poco después de las cuatro de la tarde, se retiraba el vehículo funerario del servicio judicial. Quedaron los bomberos retirando cascotes y escombros peligrosos y dos guardias civiles a cargo de la investigación. A falta de analizar todos los indicios, los testimonios, circunstancias e informes técnicos y forenses, todo apunta a que la muerte de la anciana se debió a los daños causados por una explosión accidental por esa acumulación de gas en la estancia en la que se encontró a la víctima.

La fuerza de la explosión levantó las tejas de la cubierta de la casa donde falleció una mujer de 93 años
La fuerza de la explosión levantó las tejas de la cubierta de la casa donde falleció una mujer de 93 años M. R.

Consternación vecinal

El suceso dejó conmocionada a toda la aldea de Abavides, parroquia que todavía conserva un buen número de habitantes, gente mayor sobre todo, y casas labriegas grandes y muchas de ellas de nueva construcción o restauradas. Así era también la de Gertrudis, una gran vivienda principal bastante nueva, con ese galpón de servicio y un cobertizo para aperos de labranza en la explanada de entrada.

Gertrudis Paz era una mujer que llevaba toda su vida en esa parroquia, y sus vecinos se admiraban en Abavides de su buen estado de salud y de su vitalidad pese a su avanzada edad. Ayer estaban conmovidos por cómo se produjo su fallecimiento tan repentino y en circunstancias tan tristes. Dentro de la vivienda no había más familiares en el momento de la explosión.

Una fuga de gas de una bombona y una olla al fuego

Según el 112, hasta el lugar de la explosión se desplazó personal de la empresa suministradora de gas, además de las emergencias. Los bomberos, al llegar, se encontraron con un pequeño foco de fuego, que apagaron rápidamente. Desde este servicio, precisaron que en el interior del galpón afectado había dos bombonas, una aún bastante llena. Y también una olla al fuego. Hay varias hipótesis abiertas, entre ellas que la mujer no cerrase bien una espita y por ahí escapase el gas que se acumuló en la cocina.