El ejemplo de los presidentes de Audiencia y Diputación

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

VERÍN

15 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El cronista podría parafrasear hoy, con modestia y admiración, a Antonio Machado y decir: «Ourensanito que vienes / al mundo te guarde Dios / uno de los dos Ourenses / ha de helarte el corazón». Porque hay un Ourense idílico, el que nos venden los gobernantes con frases rimbombantes, que nos lleva a pensar en Jauja y hay otro Ourense cotidiano que nos muestra su auténtica faz. Nos hablan (ahí está la reciente gala de la Ourensanía), una provincia de termalismo y turismo geriátrico, de paisajes bucólicos y productivas canteras, de arte románico y excelencias gastronómicas como si fuesen logros de los gestores actuales. Gestores que olvidan que los meandros del Sil, las fuentes termales de Verín, Molgas, Outariz, Laias o Partovia, las vetas de pizarra, las cumbres de Manzaneda o Trevinca, los monasterios de Oseira o Santo Estevo o los vinos de las cuatro denominaciones, son herencias seculares.

Lo que ya no es herencia es la realidad actual de una provincia en descomposición, sin líderes y con escasos referentes para enderezar el rumbo. Una provincia en la que el presidente de la Diputación está reprobado y en almoneda por unos hechos (ofrecer prebendas públicas a cambio de favores sexuales), que da repelús escribirlos. Una provincia en la que la mujer que denunció esta situación salió abatida y llorando tras horas de declaración ante un fiscal que, en teoría, tendría que fortalecerla y ampararla. Una provincia en la que el presidente de la Audiencia es expedientado por conductas constitutivas de posibles infracciones muy graves a las que tendrá que responder ante el Poder Judicial. Una provincia en la que el grupo antidroga de la comisaría es desmantelado tras la detención de su jefe. Y una provincia, en fin, en la que los principales partidos, PP y PSOE, eligen digitalmente a los candidatos para así premiar sumisiones o castigar rebeldías. Este es el Ourense real que al ourensanito que viene al mundo (y a esa inmensa mayoría silenciosa que vota con los ojos cerrados y la nariz tapada) tendría que helarle el corazón porque no hay peor ejemplo que el que dan quienes cobran de los impuestos de los ciudadanos para tener conductas intachables y, en cambio, las ofrecen motejadas por la duda de la inmoralidad.

La patronal La frase de la semana la firmó el abogado, fundador y corredactor de los estatutos de la CEO, José Manuel García Sobrado: «Observo que aquel espíritu inicial (anteponer los intereses empresariales a los propios) ha sido superado para pasar a otro en el que el presidente de la patronal antepone el interés de su empresa al del cargo institucional que ocupa. Probablemente no es el candidato idóneo para ocupar el cargo de presidente de la CEG». Se refería a esta noticia de La Voz: «El gerente de Aceites Abril busca apoyos para suceder en la CEG a Alvariño». El hombre que no supo unir al empresariado ourensano (en un año le habían dimitido dos vicepresidentes), pretende ahora aglutinar al gallego, incluso traicionando al hombre, Alvariño, que le ayudó a llegar al cargo. ¿Por qué será? La respuesta a la pretensión de Pérez Canal está en la frase de García Sobrado publicada en La Voz.