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Los autores admiten que mientras estaban allí no tenían claro que fuera a producirse la resolución del caso, como al final ocurrió
30 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.En Nueva York y en Ámsterdam, que son las próximas paradas del documental Santoalla en diferentes festivales de cine, como ya ocurrió en su estreno en Edimburgo, el público se quedará con la fortaleza de la protagonista. Margo Pool, la viuda de Martin Venfordern, «lo es todo», según los autores del documental con el que este viernes arrancó el festival de cine internacional de Ourense, que cumple veintiún años. Lo de menos, como ayer reconocieron los norteamericanos Andrew Mehrer y Daniel Mehrer, es que se trate de una mujer holandesa, o que el escenario sea una aldea perdida en el interior de Galicia. Ella misma es la historia, la protagonista, aunque para el público local, sin desmerecer las nobles intenciones de los autores, Santoalla es mucho más. Es la historia de Margo, indiscutiblemente, pero con más protagonistas. Por eso, aunque los realizadores, que acumularon más de cien horas de grabación y limitaron la presencia de la otra familia, no acaban de entender las sonrisas que despierta en el público la forma de hablar de Jovita, la madre de los dos hermanos encausados por lo que luego resultó ser un crimen.
Es una historia universal, según resumieron los autores, que trasciende al lugar y podía haber ocurrido en otro lugar.
Llegaron a Santoalla con idea de grabar un corto. Supieron de la desaparición de Martin Venfordern el 19 de enero del 2010 porque ese día estaba en la aldea un hermano de Daniel Mehrer. Cuando desembarcaron en la aldea lo hicieron con la incertidumbre del desenlace. No creían que se fuera a producir. El final, que ven impactante, cambió su punto de partida: no tenían claro que fuera a producirse, como reconocieron ayer. Pero ocurrió lo inesperado. Tardaron un año en editar la película.
Atrás quedaban muchos días de convivencia, de tal manera que Margo ya estaba cómoda con las cámaras. Tanto, según explicaron Daniel y Andrew, que una escena como la de la quema de una silla traída de Holanda surgió de una forma espontánea, sin que estuviera prevista en el guion, en el que sí estaban milimetradas otras muchas cosas.
La película tiene un final y con él se quedarán los espectadores de Nueva York o de Buenos Aires, donde también tiene reservado su espacio. Será la historia de Margo. En Ourense, sin embargo, se trata de una historia a la que aún le falta, por lo menos, un último capítulo, que se está escribiendo en los juzgados de O Barco y rematará en la Audiencia Provincial el día que se dicte sentencia. Se concretará entonces la eventual responsabilidad de los dos vecinos de Margo y Martin a quienes la Guardia Civil y la fiscalía consideran autor material y encubridor del crimen.
Arrancó en Vidago el rodaje de una serie cuya base se cimentó en el OUFF del 2015
El año pasado se pusieron los cimientos de lo que será una serie de seis capítulos. Hotel Vidago se empezó a grabar la semana pasada en la vecina y fronteriza localidad lusa. Ayer, en el salón de actos de la biblioteca de la calle Concello, escenario habitual de las actividades del cineclube Padre Feijoo, se pudieron ver las primeras imágenes de un proyecto orientado a televisión, ambientado en 1936 que tomará escenarios del Couto Mixto y también de Verín.
Hotel Vidago es el primero, y el más avanzado, de los tres proyectos que ayer se presentaron en un acto que contó con la asistencia de la responsable del sector audiovisual de Axencia Galega de Industrias Culturais, Dolores Meijomil. La cita de la tarde, como la presentación de Hotel Vidago, supone la materialización del trabajo previo en encuentros de productores, como los que se celebraron ayer en el Centro Cultural de la Diputación o el que, hace un año, sentó las bases del trabajo que ahora desarrolla Alfonso Blanco, responsable de la productora Portocabo.
Muy avanzado está también un trabajo de Héctor Carré titulado We the media, que, como ayer mostró su autor, ya cuenta con grabaciones de periodistas, escritores y teóricos de la comunicación, que muestran el impacto que Internet ha producido en la actividad periodística.
El tercer proyecto presentado durante la tarde de ayer corresponde a Nación de Muchachos, una aproximación a la utopía y al pasado de Benposta. Javier Camino Rodera, su promotor, con Albert Brull como asociado en la iniciativa, dispone ya de abundante material de trabajo para sustentar un trabajo documental que parte del origen y muestra cómo la ilusión de aquel reducido grupo de muchachos acabó dando lugar no solo a un circo que los llevó por todo el mundo, sino también a un proyecto de vida que era un oasis de democracia. La revisión de la actividad del cura Silva en los últimos tiempos promete, a juzgar por lo visto ayer, reabrir la polémica sobre ese final.