Ojalá este domingo regrese la decencia», decía el filósofo Emilio Lledó después de haber sido distinguido esta semana con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Estoy seguro que la mayoría de los ourensanos rubrican el deseo general del laureado pensador y quieren que se cumpla, no en la mayoría de los 92 de la provincia de Ourense en los que la rectitud ya residía, sino en los pocos, entre ellos el de la capital, en los que estuvo ausente en los últimos tiempos. Atrás quedan ya las promesas diseñadas para incumplir, las frases llenas de falsedades, los abrazos con aroma a falsedad, las visitas a lugares que no se volverán a pisar y, en fin, toda esa parafernalia que La Voz de Galicia reflejó con exactitud y que no es preciso enumerar Ya pasó la hora del teatro en una campaña electoral que el 43,3% de los ourensanos, según la encuesta de Sondaxe, creen que se debe eliminar mientras que un 32,3% es partidario de limitarla a una semana. Llegó la hora de los ciudadanos. Esos que, como insistía el laureado filósofo, están convencidos de que la política es una noble tarea de servicio público propia de personas decentes. La reflexión sobre el deseo de Emilio Lledó me llevó a otro andaluz universal, Rafael Alberti y su Balada para los poetas andaluces de ahora. Parafraseándola, me pregunto: ¿Qué votan los ciudadanos ourensanos de ahora? ¿Qué miran los ciudadanos ourensanos de ahora? ¿Qué sienten los ciudadanos ourensanos de ahora? Esta noche electoral se sabrá. Todo está en la mano de los 269.753 vecinos con derecho a voto (11.038 menos que en el 2011) que decidirán el rumbo a seguir en los próximos cuatro años en la provincia de Ourense. Como el resultado electoral no es un juego, ni una primitiva, ni una bola rodando por la ruleta, al cronista no le queda más, en este domingo de fiesta democrática, que decirle a sus lectores: «Votad libres, y veréis que votan otras manos. Mirad alto y veréis que miran otros ojos. Latid alto y sabréis que palpita otra sangre».
Juez. De nuevo Francisco de Cominges. De nuevo ese grande de la judicatura ourensana tratando de poner, desde su modesto despacho del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1, una pica en Flandes. Antes había sido su iniciativa de plantear al TSXG la ilegalidad de una ordenanza municipal. Después cuestionó el sistema de contratación de la Diputación. Más tarde anuló unas oposiciones en Xinzo, ganadas por gente del PP con un tribunal infestado de miembros del PP. Hace nada echó por tierra la contratación por el Concello de Ourense de la jefa local del PSOE. Y ahora le ha dado un revolcón a la Xunta al cuestionar la constitucionalidad del canon que los concellos gallegos deben pagar a Sogama. Ante una judicatura (la de Ourense no es una excepción) en la que empiezan a proliferar demasiados falabaratos (jueces más amigos del esplendor mediático que de la seriedad de sus sentencias), el magistrado Francisco de Cominges nos ha dado un nuevo motivo para seguir creyendo en la justicia de una Justicia justa.
Carta abierta a Antonio Gavilanes
¡Oh, presidente del COB, qué paraíso! He soñado, tras la noche mágica del viernes en el Pazo ante el Breogán, con viejos laureles. Mi sueño, que empezó feliz y pleno de ourensanía (de la real que se vivió en el Paco Paz y no de la teórica que oferta la factoría Baltar), se fue tornando en pesadilla. Varios interrogantes turbaron mi descanso: «¿Cómo va a hacer con el sueño de miles de personas que intuyen gestas mayores? ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de espejismo en la fiebre colectiva de la ACB? ¿Y el día después? ¿Se alimenta la ACB de cánticos, banderas, palmas y pasiones o, en su vulgaridad, solo entiende de millones de euros? ¿Cuántos empresarios están ilusionados con su logo en la ACB y sus millones en las arcas del COB? ¿O es que nuestra ilusión mamará, como siempre en Ourense, de la teta de la Administración? ¿Están los tiempos para que el dinero público alimente sueños de grandeza? ¿Estará Antonio Gavilanes disfrazado de Calderón y nos dirá pronto que «los sueños, sueños son»?». Despierto y ya repuesto del sobresalto, déjame que te felicite. Nadie daba un duro por ti meses atrás (¿recuerdas lo que se dijo y se escribió?) y has conformado un proyecto ganador porque has sabido unir a jugadores (¡grandes!), entrenador (¡enorme!), afición (¡fantástica!) y directiva (¡seria!). No pierdas el sentido común. No alimentes quimeras. Los pueblos no siempre son lo que sueñan y sí lo que construyen despiertos. Y en Ourense tenemos, estimado presidente del COB, demasiados ejemplos de sueños deportivos rotos y arcas públicas vacías.