La talla de la santiña, también confinada

XINZO DE LIMIA

Joaquina Opazo y Vicenta Salgado en la capilla de Rebordechá, en Xinzo
Joaquina Opazo y Vicenta Salgado en la capilla de Rebordechá, en Xinzo SINDO MARTÍNEZ

El Obispado ourensano urge a dejar en las iglesias las figuras de santos que circulan por las casas de las aldeas

02 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Las imágenes de las diferentes santas del rural ourensano que circulan desde hace décadas cada día por una casa diferente en las aldeas, para que cada fiel pueda rezar y venerarlas, también se han visto afectadas por la pandemia del coronavirus. El Obispado de Ourense está haciendo llegar a los fieles de los pueblos la recomendación de que dejen de trasladar de un domicilio a otro figuras en madera de A Milagrosa, Fátima, San Benito u otros beatos o santos. «Se ha rogado a los fieles de las aldeas que tienen dos opciones. Dejar esas figuras en las casas en las que estén en cada pueblo, o bien que se trasladen directamente a la capilla o iglesia de la aldea y se dejen allí», explica el arcipreste de A Limia y párroco de Xinzo, Tomás Delgado Gándara. «Hay que tener en cuenta que hay riesgo de contagio con el traslado continuo, casi a diario, de estas figuras de una vivienda a otra y con esta medida se trata de evitar esa posibilidad», explica. En la mayor parte de los pueblos de la comarca de A Limia, esa recomendación se está cumpliendo.

Hay otro factor de peligro adicional, una gran mayoría de las personas que siguen esta tradición son mujeres que tienen más de 70 u 80 años. Algunas de estas fieles llevan décadas acogiendo temporalmente en sus domicilios a esas figuras, con la preceptiva vela encendida al lado de la imagen para honrar a la santiña. Cada vecino puede hacer una aportación en un cajón de la imagen de madera para ayudar a los gastos de mantenimiento o iluminación de los templos, entre otros fines relacionados con la actividad religiosa de las diferentes parroquias.

A medio camino entre la pena y la resignación, el traslado en la aldea de Rebordechá se produjo el pasado domingo por la tarde, con el depósito de las figuras de A Milagrosa y la Virxe de Fátima.

«Dixéronnos que había que deixala na capela e iso fixemos», cuenta Joaquina Dopazo, una de las cuidadoras de la capilla, dependiente de la parroquia de San Pedro de Laroá. Algunas de estas figuras, en el caso de Rebordechá, fueron donadas hace más de medio siglo. La costumbre de pasarlas de casa en casa, data de, al menos, los años 70.

«Antes as santiñas levábanse aos funerais ou aos velorios, pero xa hai moito tempo que se reza nas casas. Poden estar un ou dous días nunha vivenda. Iso é o normal», comenta esta vecina.

Vicenta Salgado trasladó a pie al templo a la santa, la virgen de Fátima, desde su casa (provista de guantes para protegerse). Reconoció que era una medida que había que tomar por precaución ante la prolongación del estado de alarma y la creciente gravedad de la pandemia.

Algunas vecinas de la aldea aseveraron que desde hace semanas estaban limpiando y desinfectando las dos imágenes que entraban en casa. El peligro, no obstante, era que el riesgo de contagio podía acaecer en cualquier momento en el que una de la fieles no realizara esa desinfección de la talla de madera.

La previsión del Obispado ourensano, según el arcipreste limiano, es que esta medida temporal sobre las figuras religiosas se levante en cuanto el Gobierno decrete el final del actual estado de alarma. Por el momento, no hay fecha para el final del confinamiento ni las santiñas ni de los mortales.