El Túnel cumple una década siendo un bar de los de toda la vida, con pincho gratis y mus
XINZO DE LIMIA
La ourensana Toñi Horna lleva desde el 2013 al frente de este local situado en la esquina de Camino Caneiro con Noriega Varela
27 sep 2023 . Actualizado a las 20:20 h.Su nombre es Antonia Horna (Ourense, 1966), pero nadie la llama así. Para algunos familiares es Anto, aunque la mayoría la conocen por Toñi. Es luchadora, enérgica, optimista y echada para adelante. Lo que la caracteriza es que es una mujer fuerte y muy trabajadora. Precisamente son muchos los que saben quién es gracias a su trabajo, porque Toñi regenta el bar El Túnel, en la esquina de la rúa Camino Caneiro con Noriega Varela, justo frente a las vías del tren. Empezó a trabajar en ese mismo local en el 2010. «Mi vida personal dio un vuelco y decidí empezar de cero en otra parte», añade. Hasta entonces Toñi había estado en muchos locales. «Estuve en un súper, en una cafetería, en una distribuidora de alimentación, en una cruasantería, en una panadería... Yo nunca supe estar sin hacer nada», afirma. Pero se acababa de mudar a la avenida de Buenos Aires y lo único que quería es que su trabajo le quedase cerca. «Vi que en este bar buscaban camarero y entré a preguntar. A los pocos días me llamaron y me contrataron», recuerda. Estuvo tres años en O Tío Nito, que era el nombre que tenía el bar en aquel momento, hasta que su jefe se puso enfermo y le ofreció el traspaso. «Para mí fue una persona extraordinaria. Era igual de bueno que de bruto, pero siempre me ayudó y me aportó todo lo que pudo», recuerda la hostelera.
En el 2013 se puso al mando de su local en Ourense y le llamó El Túnel. «Quise darle un cambio, un lavado de cara por completo», dice. Y lo consiguió. El suyo es un local lleno de vida, la de personas que pertenecen a generaciones muy diferentes. «Este es un bar muy familiar en el que siempre hay buen ambiente. Aquí nunca hubo un follón, al contrario, se juntan pandillas de amigos, estudiantes y hasta jubilados», confiesa. «Trabajo muchas más horas de las que debería, pero la verdad es que no me pesan porque me encanta esto. Disfruto mucho atendiendo a la gente», amplía.
El Túnel es un bar de los de siempre y por eso con cada bebida va incluida una tapa. «Aquí siempre hay pincho con la consumición. Por las mañanas suele ser más de cuchara o de guisito, y por las tardes tenemos varias opciones como empanada, embutido, brochetas... La tortilla es la tapa estrella», afirma.
«También tenemos un equipo de mus y estamos encantados. Me da mucho trabajo pero es muy gratificante porque es gente muy amable y muy divertida. Aportan buena energía al bar y hacen jaleo, que a veces también es bonito», confiesa Toñi. En el negocio la acompaña su hijo Miguel, que todavía está aprendiendo el oficio. «Lo está haciendo muy bien y me deja a mí estar tranquila. Confío mucho en él», admite.
Tras trece años en el sector, Toñi está feliz de haber tomado el camino de ser hostelera. «Aprendí a empatizar con la gente, a escucharla. Entendí que a veces es fundamental parar y dejarse de ir corriendo por la vida. Aquí he hecho muy buenas amistades», termina.