No se trata de ser adivino, puntualizó ayer Fernando Cobo, el experto que dirige el estudio, pero el embalse de Caldas tiene todos los elementos para que se repita en él la proliferación de la bacteria que contamina el agua. «Prodúcese en períodos intempestivos», explicó. Unos días de lluvias seguidos de un subidón de las temperaturas es suficiente para que prolifere el alga. Y proliferará.
¿La solución? Eliminar el embalse. Así de rotundo se mostró Cobo. Es absolutamente incompatible con un río. «Se se pensa, un encoro é xusto o contrario do que é un río. aseméllase máis a un lago». De hecho, el estudio revela que las poblaciones más sanas de peces, con más individuos y de mayor tamaño se encuentran en las zonas más revueltas del río Umia, donde la oxigenación del agua es mayor.
La vegetación de las márgenes también supone un problema, al igual que otras construcciones a lo largo del Umia que impiden las migraciones de los peces. De hecho, salvo en un tramo concentrado en Caldas, donde está prohibido pescar y con aguas más oxigenadas, las mayores poblaciones se concentran en la desembocadura, donde las migraciones tienen menos obstáculos.