Los Lakers se transformaron en el sexto partido de la final contra los Celtics, a quienes arrollaron en el Staples Center (89-67), y forzaron el séptimo y definitivo partido que decidirá el anillo, también en cancha angelina. El orgullo y el juego colectivo de los vigentes campeones salieron a relucir en un choque vital, cuando los Lakers estaban a una derrota de quedarse sin título, y liderados de nuevos por Kobe Bryant (26 puntos y 11 rebotes) y Pau Gasol, que rozó el 'triple doble' (17 puntos, 13 rechaces y nueve asistencias), han recuperado las mejores sensaciones para revalidar la corona.
Solo una vez en los últimos 16 años, se ha resuelto el campeonato en un séptimo partido -cuando los Spurs sentenciaron en 2005 a los Pistons- y los renacidos Lakers están ahora en la posición soñada. Además, han dado un importante golpe de autoridad a unos Celtics que, perjudicados también por la lesión de rodilla del pívot Kendrick Perkins, en nada se parecieron a los del quinto encuentro de la serie. «Hemos mandado un mensaje», reconoció Gasol.
El anillo sigue en manos de los púrpura y oro, y solo ellos pueden perderlo. La gran lucha de la NBA entre el bloque de los Celtics y las individualidades de los Lakers se ha volcado de nuevo del lado de los favoritos, y la mejor Liga del mundo no podía resolverse de mejor manera. A un todo o nada en solo 48 minutos. Con los campeones, ansiosos de venganza por la final perdida hace dos años, obligados a no fallar, aunque los temidos Celtics se hayan reservado para darlo todo en el último momento e intentar dar el gran golpe. «Ganar será un sueño. Perder, una catástrofe», admite Gasol, convencido de que debe pesar su experiencia suya y la de sus compañeros en partidos decisivos.
El que más jugó
A pesar del cansancio que va haciendo mella en él, Gasol volvió a erigirse inmenso, jugó e hizo jugar. Después de no haber dado un solo pase de anotación en el encuentro anterior, se destapó como asistente y le ganó la partida a Kevin Garnett. De «sensacional» tildó Kobe la actuación de Gasol, que beneficiado por la ausencia de Perkins intimidó y mandó en la zona.
Los Lakers vuelven a estar un peldaño por encima. Todo queda en manos de la conexión Kobe-Pau.